Todos nos estamos mirando en el espejo de Libia

Todos nos estamos mirando en el espejo de Libia

Por: Freddy Araque

Entonces, nunca preguntes
por quién doblan las campanas,
están doblando por ti.
JOHN DONNE

Todos nos estamos mirando en el espejo de Libia, y lo que vemos, horrorizados, es la reiterada violación de derechos humanos por parte del poder imperial, después de S11, so pretexto de cruzada contra el terror, hoy sus crímenes, después de Irak, Afganistán, y los que se nos escapan, superan en creces las sagas nazis del holocausto del Tercer Reich, todo en el mejor gusto del Star War hollywoodense y el Big Brother Orwelliano como amo absoluto de la verdad y control de la la información.

El más grande insulto a la razón se está dando en estos momento por parte del capitalismo depredador, que en su voracidad de acumulación, pretende despojar a Libia no sólo de su riqueza material, sino también de su historia y su destino común como factor de integración y liberación de los explotados, esclavizados y neocolonizados pueblos del Africa milenaria, con la complicidad e indolencia de sectores de dudosa credibilidad —desconocemos si los voceros oficiales del vaticano, que medran de la gran pradera donde pasta la ignorancia humana, según decir de Vargas Vila, se hayan pronunciado al respecto— dentro de la opinión pública internacional, ni qué decir de sus aliados de la industria y el sistema financiero mundial, aliados en el atraco a mano armada y a plena luz del día, que se está cometiendo por parte de un ejército mercenario, nueva modalidad bélica, contra la hermana república de Libia, bajo los argumentos más cínicos y descarados por parte de la Santa Alianza Norteamericana y sus lacayos de la Unión Europea y la Otan; delincuencia corporativa jamás conocida hasta hoy, en su desprecio por la vida humana, todo en nombre de los derechos humanos y de la "libertad".

Aunque estos antecedentes de mentira y simulación, a pesar de los años, ya no deberían sorprender a nadie por su falta de originalidad,  no dejan de reciclarse cuando es menester, recuérdese la Guerra Hispano-Cubano Norteamericana en 1888, y la manipulación de William Randolph Hearst, cuando el fotógrafo y corresponsal en Cuba, Frederick Remington, a punto de desistir,  le telegrafió que no veía señales de guerra por ningún lado, siempre se sintió muy orgulloso de decirle“¡Usted haga las fotos que yo haré la guerra!”

Por lo visto, salvo innovaciones tecnológicas, la guerra mediática no la estamos descubriendo, sólo que es más refinada en la actualidad,. Cualquier profecía de Nostradamus , o Leviathan de Hobbes, hoy quedaría corta ante el embate que la bestia herida del capitalismo pueda acometer en cualquier desprevenida latitud del mundo. No es muy diferente escenario en nuestra contemporaneidad histórica con dos guerras mundiales a cuestas y una guerra fría que nunca salió del congelador, por más que Fukuyama proclamara fin a la historia y los Chicago Boys reeditaran el cover de Milton Friedman a sus socios de la comunidad del Euro, tardías lecciones aprendidas a las dictaduras del cono sur latinoamericano, Plan Cóndor, premios nobel incluidos de economía y paz,  caídas y recaídas de bolsa y actualmente legiomes de indignados, hasta en las puertas de Wall Street hoy,  al confiscarse su protección social, el desempleo y la crisis de la vivienda agudizándose cada vez más, contaminación del planeta por  praxis de extracción minera agotado el modelo desarrollista industrial, reafirmación de la esclavitud para la acumulación del capital, ojos puestos en el Medio Oriente para escamotear la ecuménica rebelión social, acordes a su dominante plan… tras el auto-atentado del 11s al World Trade Center, caballo de Troya en renovada cruzada contra el terror, para encubrir bajo crimen y saqueo la apropiación del reservorio energético de la humanidad, todo en nombre de la democracia, la paz y la libertad.

Bien oportuno, León Gieco, siempre nos recuerda en su canción; “La memoria apunta hasta matar a los pueblos que la acallan y no la dejan volar, libre como el viento”. Y desde esa perspectiva cómo olvidar entonces al valiente pionero de la libertad, el Casique Guaicaipuro, ofrendando tempranamente su vida para arrojar al conquistador español; a José Leonardo Chirino con el primer grito de rebelión antiesclavista en Coro; a Pedro Gual Y José María España, quienes con su propia vida abonaron la condición libertaria de nuestra venezolanidad; y además también cómo olvidar la traición de La Cosiata que sepultó el gran sueño Colombiano de Miranda y Bolívar; así como la bala que asesinó a Sucre y a Colombia, según decir del Libertador; y que es también la misma que derribó a Zamora cuando ya había triunfado la Revolución Federal con su proclama de Tierra y Hombres Libres; la artera traición reiterándose en Cipriano Castro por parte de Juan Vicente Gómez, en alianza con la embajada norteamericana y sus marines, para imponernos su nefasto modelo extracción petrolera; las dictaduras latinoamericanas como aliados del sistema gringo de explotación con su férula represiva de torturas, crímenes y desaparecidos, consagradas en los manuales de la CIA y CASA DE LAS AMERICAS, todo en desmedro de las grandes masas latinoamericanas, donde la desnutrición infantil, el hambre y los más elementales derechos humanos, como la libertad de opinión y el derecho a disentir políticamente, siempre estuvieron conculcadas en las democracias de opereta sostenidas por Washington; la muerte, secuestro y desaparición de tantos héroes anónimos y relevantes como Jorge Eliecer Gaitán, Caamaño Deño, el Che Guevara, Rodolfo Walsh, Fabricio Ojeda, Orlando Letelier y tantos otros caídos en una lista interminable; así como una oprobiosa galería de golpes de estado hacia gobiernos progresistas que sólo pretendieron invocar la soberanía y  libre autodeterminación de sus pueblos y el derecho a ser libres; entonces cómo no recordar el derrocamiento de Jacobo Arbez en Guatemala bajo la excusa del comunismo para mantener el monopolio de la United Fruir Company, el asesinato de Salvador Allende en Chile y Maurice Bishop en Grenada por ser fieles a la propuesta socialista elegida por sus pueblos, y recientemente la tentativa frustrada contra Hugo Chávez Frías en Venezuela endilgándole los virtuales asesinatos de Puente Llaguno, también aleccionador es recordar —antes de la invasión y la falsa acusación de poseer armas de destrucción masiva— el  posterior asesinato de Saddam Hussein en Irak; ellos, todos ellos, por poner un ejemplo, han sido víctimas de esta política imperial como ahora lo es el líder Libio Muammar al-Gaddafi, a quien no han podido probar ninguna de las masacres contra sus opositores adjudicadas por la canalla mediática internacional.

Con una América Latina cada vez más consciente de su integración y gobiernos progresistas que han hecho en nuestra región invertir el lema de que nuestro norte es el sur, no podemos, a pesar de todo, olvidar que somos la mayor reserva de petróleo del mundo, y que lo que le pueda pasar a Libia nos puede pasar a nosotros también, cosa que nadie desea (salvo los disociados escuálidos en su obsesión de salir de Chávez bajo cualquier pretexto) porque la guerra que se gana es aquella que se puede evitar, ya que las bombas inteligentes no discriminan ideologías, ni los imperios respetan pacto alguno, porque su única ética es apropiarse de la plusvalía de la clase trabajadora a través de la coacción y el poder, y aunque hoy su sistema financiero esté haciendo aguas como el Titanic en alta mar; es detenerse en cuenta que en el caso de nuestra Venezuela, ungida por la maldición del excremento del diablo, como Juan Pablo Pérez Alfonso, fundador de la OPEP, lo señalara, los representantes de la apátrida oposición pitiyanqui, jamás se han pronunciado en contra de la invasión a Libia; no sabemos que opinan ellos de los asesinatos de la población civil producidos por los bombardeos de la OTAN, la destrucción de hospitales, escuelas, universidades,  barrios y urbanizaciones, acueductos, plantas de generación eléctrica, puentes, carreteras y demás infraestructuras que hicieron de Libia la República más próspera y con el mayor índice de bienestar social de África, mientras, sedientos de sangre y de petróleo, los factores del poder hegemónico imperial como lobos lujuriosos violan y estrangulan la bella Libia como en cuento de las mil y una noches de nunca acabar.   

Pretendida estrategia de todo imperio, que se precie como tal, es el “divide y vencerás”, manteniéndonos separados en parcelas llamadas nacionalidades, caso concreto, la OEA (Ministerio de Colonias gringas como la llamó Fidel) y en el presente actual, como en el pasado, en su vampiresca geopolítica hacia latinoamérica y el caribe, frente a su Plan Colombia, el ALCA , los TLC, y el MILA, invocamos procesos integradores como el ALBA,  UNASUR, PETROAMERICA, EL SUCRE, y recientemente el BANCO DEL SUR, entre otros tantos convenios de unidad,  antecedentes propuestos y desarrollados en tempranas luchas y gestas independistas (Congreso de Panamá 1826) y posteriores procesos de liberación contemporáneos (Revolución Cubana 1959), desde nuestra patria indígena, libertaria y Bolivariana, fieles a los principios de cooperación internacional, saludamos solidariamente a todos los pueblos del mundo que hoy heroicamente, COMO EN LIIBIA, combaten contra la feroz bestia de la coalición imperial.


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