El problema endémico de la violencia y la tortura en la nueva Libia por el belicismo imperalista

Corrupción, conflictos intestinos y los “frutos” del belicismo imperialista

Las consecuencias de la aventura intervencionista de la OTAN en el país del norte de África eran de esperar. Devastada por la guerra, Libia es azotada ahora por una corrupción incontenible y por la represión que se ejercen entre sí los distintos grupos que aspiran a una cuota mayor de poder. Pero esta vez las violaciones de los derechos humanos gozan del desinterés de Occidente

Por: Abayomi Azikiwe
Global Research
El pasado 8 de mayo, unos 200 rebeldes descontentos de los que lucharon junto al Pentágono y la OTAN en la misión militar de cambio de régimen contra el gobierno de la Al-Yamahiria en Libia durante el año 2011, hicieron cuanto pudieron para asesinar al primer ministro interino Abdurrahim al-Keib. Al parecer, los rebeldes se sentían enojados por la cancelación de los pagos mensuales a los milicianos que sirvieron como tropas de tierra en la campaña que derrocó al líder martirizado, el coronel Muammar Gaddafi
El programa de compensaciones para los rebeldes, que distribuyó 1.400 millones de dólares USA, ha estado plagado de fraudes y, por tal motivo, se suspendió el pasado mes de abril. A propósito de esos fraudes, se supo que algunos de los que habían estado recibiendo los pagos estaban muertos y que también había elementos que nunca habían luchado contra Gadafi y asimismo estaban cobrando. Además de estos problemas de fondos públicos facturados a los combatientes rebeldes, se había enviado de viaje al extranjero a un grupo de rebeldes para que recibieran tratamiento médico sin haber sufrido herida ni dolencia alguna.
Esos grupos de milicias sirvieron como tropas terrestres en la guerra imperialista contra Libia que había puesto en marcha un embargo de armas contra el gobierno de Gadafi, un bloqueo naval, una serie de sanciones, la incautación de activos en el extranjero y casi infinitas misiones de bombardeo que llegaron a alcanzar las 26.000 salidas y 10.000 ataques aéreos. La corrupción ha sido un hecho endémico en el denominado Consejo Nacional Transitorio (CNT) desde su creación durante la guerra del pasado año. Una vez aupado a l poder en Trípoli a finales de agosto de 2011, y en todo el país tras el brutal asesinato de Gadafi el 20 de octubre, empezaron a desaparecer miles de millones de dólares del tesoro nacional. Al descubrir la corrupción rampante que asola Libia, el ministro de finanzas interino, Hassan Ziglam, anunció el 11 de mayo que iba pronto a dimitir. Su dimisión se debe a los “despilfarros de fondos públicos”. ( Reuters, 11 de mayo).
El primer ministro interino al-Keib, el que fue objeto del intento de asesinato, llamó “forajidos” a los responsables del tiroteo que dejó al menos un muerto. Los diversos grupos de milicias diseminados por la capital Trípoli y por otras partes del país nunca han llegado a constituir un ejército nacional. Ziglam, el ministro de finanzas saliente, dijo del incidente d el 8 de mayo: “ Vinieron cargados de armas. ¿Cómo se puede trabajar en semejante ambiente?” ( Reuters, 11 de mayo).
Otras acusaciones de corrupción aparecidas durante los últimos meses incluyen diversas irregularidades de la Autoridad Libia de Inversión, donde alrededor de 1.500 millones de dólares USA de ingresos del petróleo , que se suponía iban a transferirse al tesoro nacional , siguen en paradero desconocido. También los activos que los estados imperialistas congelaron en el extranjero en las primeras fases de la guerra contra Libia siguen siendo fuente de disputas acerca de su valor actual. En la región oriental productora de petróleo, la Arabian Gulf Oil Company ha visto obstaculizados sus trabajos a causa de las huelgas de los trabajadores que están exigiendo responsabilidades a los ejecutivos que dirigen la compañía. Aunque la producción de petróleo ha aumentado , según se ha informado, hasta un millón de barriles al día, están planteándose muchos interrogantes acerca del uso que se está dando a esos ingresos y a las remuneraciones de los trabajadores.
Violaciones de los Derechos Humanos ignoradas por los imperialistas y sus representantes
Las razones ofrecidas para la guerra imperialista contra Libia de 2011 fueron que el gobierno de Gadafi estaba violando los derechos humanos de sus ciudadanos para orquestar una rebelión armada financiada y coordinada por los intereses extranjeros. A pesar del hecho de que no se revelaron pruebas concretas de asesinatos y encarcelamientos masivos, esa misma narrativa es la sigue manteniéndose como justificación de lo que realmente sucedió.
Sin embargo, bajo el régimen actual del CNT , los informes señalan que al menos 7.000 personas siguen aún detenidas dentro del país y que muchas de ellas están sufriendo torturas y asesinatos extrajudiciales. Incluso las Naciones Unidas, que a través de las Resoluciones 1970 y 1973 proporcionaron una base pseudo - legal para bombardear Libia y derrocar a su gobierno, se ha manifestado en contra de los injustos encarcelamientos efectuados por los rebeldes libios. Según Ian Martin, que encabeza la misión de las Naciones Unidas en Libia, “continúan registrándose casos de malos tratos y torturas a los detenidos. Abordar esas prácticas debería ser alta prioridad para el gobierno, a fin de poner en marcha una nueva cultura de derechos humanos y de imperio de la ley”. ( AFP , 11 de mayo).
En abril se afirmó que tres personas sufrieron torturas hasta la muerte en una prisión situada en la ciudad costera de Misrata. Esa prisión se ha hecho tristemente célebre por la tortura a los detenidos y hay acusaciones de que otras siete personas han sido también asesinadas allí. Los detenidos están acusados de combatir con el ejército libio en defensa del país que fue atacado internamente y desde el mar y aire durante 2011. Otro método para arrestar a la gente es prohibiendo cualquier “glorificación” del anterior gobierno y dirigente, el coronel Muammar Gaddafi. El gobierno del CNT ha aprobado una ley que ordena a las milicias que persigan y procesen a cualquiera que apoye el anterior sistema político que gobernó el país durante 42 años. En consecuencia, las próximas elecciones bloquearán los intereses políticas que sigan apoyando a la Yamahiriya . Las amenazas contra los seguidores del exgobierno de Gadafi se extienden también a l exterior de Libia.
E l Dr. Shokri Ghanem, anterior ministro del petróleo y primer ministro, apareció muerto en Viena a finales de abril flotando en el río Danubio. El CNT estaba presionando a Ghanem para que volviera a Libia y proporcionara pruebas que facilitaran la persecución de los anteriores miembros del gobierno. En una entrevista de Reuters de diciembre de 2011, el licenciado por la Universidad de Boston le comentó a un periodista acerca de los rebeldes del CNT: “Lanzaron por la ventana a un hombre al que estaban interrogando”. ( Reuters , 13 de mayo). Noman Benotman, analista y durante mucho tiempo opositor al gobierno de Gaddafi, dijo de la muerte de Ghanem: “Ha sido un crimen ejecutado por profesionales. Es una muestra del poder global de la mafia. Tiene que ver con la corrupción y con acuerdos secretos. Hay gente que quería asegurarse de que no iba a hablar nunca más”. (Reuters, 13 de mayo).
Al hijo de Muammar Gaddafi, Seif al-Islam, se le sigue manteniendo en una prisión secreta en Zintan y no se le ha permitido disponer de representación legal escogida por él. Un representante de la Corte Penal Internacional (CPI) le visitó recientemente para entrevistarle y comprobó que tenía dos dedos cortados y un diente arrancado. Los fiscales de la CPI están permitiendo que se tenga detenido a Seif al-Islam dentro de Libia aunque el gobierno del CNT afirma que no controla las instalaciones donde le tienen retenido. En tales condiciones y con el total caos político que campea por el país, será imposible que le puedan someter a cualquier remedo de juicio justo .
Las elecciones serán inevitablemente una vergüenza
Las elecciones fijadas para el 19 de junio no podrán considerarse bajo ningún prisma unas elecciones libres y justas.
Los antiguos funcionarios del gobierno de Gaddafi y sus seguidores han sido criminalizados y muchos de ellos siguen fuera del país. Todo el proceso de inscripciones ha estado atestado de confusión e inconsistencias.
Un libio citado por la BBC dijo del proceso : “No comprendemos nada de las elecciones. ¡Y hay mucha gente que no sabe nada en absoluto!” Por la televisión no se ofrece ningún programa que informe sobre las mismas , sobre cómo votar, sobre qué hay que hacer” ( BBC, 11 de mayo). Mientras tanto, los elementos secesionistas de la zona oriental del país donde empezó la rebelión contra Gaddafi en febrero de 2011, el denominado Consejo Baqa, ha rechazado el proceso electoral y ha hecho un llamamiento a boicotearlo. Los líderes de la región, que se denominan a sí mismos Consejo de la Cirenaica, está presionando para conseguir un estatuto de autonomía que quede fuera de la autoridad del CNT en Trípoli.
Al mismo tiempo, se informa de que en la región sureña de Libia prosiguen los conflictos transversal es. Ha habido muchos muertos durante los últimos meses en combates descritos como entre el pueblo Toubou y las tribus árabes. El 14 de mayo, AFP informó: “Uno de los candidatos en las próximas elecciones para la asamblea constituyente murió asesinado el domingo en el desierto del sur de Libia poco después de presentar su candidatura. Khaled Abu Saleh fue asesinado a 30 kilómetros de Ubari”. Mohammed Saleh, a quien AFP describe como el vicepresidente de la Alta Comisión para la Seguridad, dijo que “una banda armada que viajaba en cinco coches le siguieron tras registrarse en la comisión electoral hasta rodearle y asesinarle”.
Los frutos de la guerra imperialista en África
La situación en Libia es consecuencia de las guerras imperialistas emprendidas por EEUU y otros países occidentales a los largo de la última década. Iniciadas bajo supuestas preocupaciones humanitarias, tales intervenciones acaban siempre empeorando la situación de las masas en sus países respectivos. En los mismos EEUU, la crisis económica está causando la destrucción de las ciudades y el aumento de la violencia racista. Los desmedidos gastos militares no han creado oportunidad alguna de nuevos puestos de trabajo para las decenas de millones de desempleados. En Canadá, que dirigió ostensiblemente las operaciones de la OTAN en Libia, ha estallado un escándalo al haberse intentado ocultar el coste de la guerra. El ministro de defensa del gobierno conservador Peter MacKay apareció en las ondas el 13 de mayo en un esfuerzo por controlar los daños ante las acusaciones presentadas de distorsión en la financiación de la guerra. Los informes de prensa están denunciando que el coste actual de la campaña de bombardeos de Libia para Canadá fue un 700% más alto de lo que se afirmó públicamente. MacKay dijo: “Las intervenciones son caras. En mi opinión, ese dinero estuvo bien gastado”.
Abayomi Azikiwe es editor de Pan-African News Wire , un servicio internacional de prensa electrónica diseñado para fomentar el debate inteligente de los asuntos de los pueblos africanos por todo el continente y el mundo.
Fuente: http://www.globalresearch.ca/index. p hp?context=va&aid=30861


“No es esto por lo que luchamos”: el problema endémico de la violencia y la tortura en la nueva Libia

Por: Diana Eltahawy, investigadora de Amnistía Internacional sobre Libia
Bestias "rebeldes" del CNT-OTAN detuvieron y torturaron a
Mohamed, incluso quemandole la piel con un metal quemante
Es del dominio público que las palizas y la tortura son endémicas en la Libia posterior a Gadafi.
Desde la primavera de 2011, Amnistía Internacional ha conocido a innumerables personas que cuentan cómo las golpearon, las electrocutaron, amenazaron con matarlas y las sometieron a otros malos tratos en los centros de detención a cargo de las milicias armadas contrarias a Gadafi.
Ayer, conocí a Mohamed (nombre ficticio), que el 16 de octubre de 2011 fue detenido y torturado por las milicias de Misrata.
Todavía se podían ver las cicatrices en sus brazos. Además de azotarlo brutalmente durante casi hora y media, los hombres armados le quemaron la piel con un trozo de metal al rojo vivo.
Después le dispararon en las piernas y lo abandonaron durante varios días en un contenedor de metal sin recibir tratamiento médico. Explicó que cuando le limpiaron las heridas, había contraído una infección tan grave que tenía gusanos en las piernas. A día de hoy, sigue sin poder caminar.
Otro hombre que sigue detenido por una milicia armada al oeste de Libia nos contó que a principios de mayo le propinaron golpes por todo el cuerpo con cables y alambres de metal. Enfrente de su celda, otro hombre demasiado asustado para quejarse se limitó a señalar sus propias heridas, y susurró que se debían a una paliza reciente.
Desde que Trípoli cayó bajo el control de las fuerzas contrarias a Gadafi en agosto de 2011, Amnistía Internacional ha documentado unas 20 muertes a consecuencia de las torturas sufridas bajo custodia.
Esta semana, me reuní con la familia de una de las víctimas, el soldado de las fuerzas de Gadafi Imhamad Salem Ali Aqila, de 33 años de edad, que murió el 20 de febrero. A sus familiares les explicaron que un grupo de hombres armados entraron de noche en la prisión de Jdayem en al Zawiya, donde lo mantenían recluido, y le propinaron una paliza que le causó la muerte.
Aunque la prisión de Jdayem depende del Ministerio de Justicia, los guardias que la custodian no impidieron que los hombres de las milicias armadas entrasen y se vengasen.
Conocí a otra familia que estaba de luto por un ser querido muerto a consecuencia de la tortura. Murió el 3 de mayo de 2012 en un hospital de Trípoli, unas seis semanas después de que un grupo de hombres armados lo secuestrase en la calle cerca de su domicilio en la ciudad. Pese a todos sus esfuerzos, sus familiares no pudieron visitarlo mientras se encontraba detenido. Más tarde hallaron su cadáver en el hospital con el cráneo fracturado.
Examinamos informes forenses que corroboran las historias de los familiares que están de luto.
Las mujeres también son golpeadas por las milicias armadas —hecho que atestiguan tres mujeres con las que mantuve una conversación esta semana mientras se recuperaban de la tortura—.
Una recibió descargas eléctricas y golpes por todo el cuerpo; otra presentaba graves quemaduras por todas partes después de que miembros de la milicia le tirasen encima agua hirviendo, y a la tercera la colgaron del techo y la golpearon con alambres de metal.
A las tres las dejaron en libertad sin cargos. Una tuvo la valentía de denunciarlo a la Fiscalía. Desde entonces, ha estado recibiendo llamadas telefónicas que la amenazan con consecuencias funestas si no retira la denuncia.
Fiscales y otros funcionarios judiciales y encargados de hacer cumplir la ley también sufren amenazas, coacciones e incluso violencia a manos de grupos armados.
Un agente de policía de al Zawiya me contó que a menudo lo amenazan de palabra para que no investigue los casos de tortura que se están produciendo. Tirotearon la vivienda de su compañero y una noche de abril lanzaron al interior un artefacto explosivo casero.
Pese a la acumulación de pruebas, funcionarios del Consejo Nacional de Transición sostienen que las palizas y las torturas no son sistemáticas y que la situación está mejorando.
Pero hasta la fecha, no se ha hecho rendir cuentas a ningún thuwwar —como se conoce comúnmente a los combatientes contrarios a Gadafi— por someter a tortura u otros malos tratos a las personas detenidas. En cambio, se les ha concedido inmunidad procesal, lo que contribuye a reforzar aún más el clima de impunidad que caracterizó al régimen de 40 años de Al Gadafi.
Un combatiente contrario a Gadafi contó a Amnistía Internacional que unos hombres armados lo retuvieron en Trípoli varias horas, durante las cuales le dispararon en una pierna y le propinaron golpes y patadas en el cuerpo desnudo. Lo pusieron en libertad sólo cuando intervino su propia milicia.
Otro combatiente contrario a Gadafi, cuyos dos hermanos fueron detenidos y torturados por milicias armadas en los últimos seis meses, expresaron su incredulidad y conmoción por lo que está sucediendo en la nueva Libia con los derechos humanos.
Dijo: “Dejé a mi familia, arriesgué mi vida, y marché al frente para conseguir un futuro mejor… por la libertad, la dignidad y el Estado de derecho. Lo que está sucediendo ahora en Libia no es por lo que luchamos y nos sacrificamos.”
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