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Libia aterriorizada por mas de 200 mil mercenarios al servicio del invasor colonialista la OTAN y EE.UU


El enviado de la ONU a Libia denuncia lo que todos ya lo sabíamos: 200 mil mercenarios y terroristas internacionales bajo la protección de la OTAN y EE.UU se han apoderado de Libia .. lo que equivale a todo el ejército británico .. ¿Por qué? ¿Y quién los envió allí?



A dos años de la invasión de la OTAN las milicias siguen aterrorizando Libia

Por: Patrick Cockburn

El magnicidio de Gaddafi fue ordenado por EE.UU
y la OTAN  y no debe quedar impune 
El futuro de Libia parece funesto mientras el foco de atención de los medios se dirige a otra parte. Una sesión del Parlamento que tuvo que arrancar asolada por milicianos, ‘limpieza étnica’ en la ciudad de Tawergha y asesinatos de población son el resultado de la intervención de la OTAN en el que fuera el país más modernizado de África.

 El segundo aniversario de la intervención de la OTAN a favor de los rebeldes libios y en contra de Muamar Gaddafi ha pasado casi desapercibido para los gobiernos y medios extranjeros que tan preocupados estaban en 2011 por la seguridad y los derechos humanos del pueblo libio. Esto no debería sorprender ya que a todas luces Libias se está desmoronando como país y los libios están a merced de las milicias que explotan a aquellos que antes afirmaron proteger.

Una muestra de las noticias que llegan de Libia en las últimas semanas nos ofrece una visión de lo que está ocurriendo y vale la pena repetirlo porque lo ignora totalmente la prensa extranjera que antes abarrotaba los hoteles de Bengasi y Trípoli. Por ejemplo, el domingo pasado [31 de marzo de 2013] el jefe de personal del primer ministro Ali Zeidan desapareció en la capital y parece que ha sido secuestrado. Es posible que haya sido en represalia por la declaración de ministros del gobierno de que las milicias actuaban impunemente. Ese mismo día, uno grupo de la milicia irrumpió en el ministerio de Justicia exigiendo la dimisión de ministro después de acusarle de dirigir una cárcel ilegal.

PARLAMENTO SECUESTRADO

Todo indica que la situación está empeorando en vez de mejorar. El 5 de marzo el parlamento libio se reunió para discutir si se deberían purgar e inhabilitar a los libios que habían trabajado como funcionarios durante los 42 años que Gadafi estuvo en el poder, lo que incluiría también a personas que durante mucho tiempo fueron disidentes y que desempeñaron un papel destacado durante el levantamiento contra Gadafi, pero que décadas atrás había sido ministros bajo el régimen anterior.

Los manifestantes que pedían esta purga obligaron a los parlamentarios a trasladarse por su seguridad a las oficinas del servicio meteorológico a las afueras de Trípoli donde fueron atacados por hombres armados que irrumpieron en el edificio mientras desaparecían los policías que los custodiaban. Algunos de los parlamentarios estuvieron 12 horas retenidos como rehenes mientras que otros se enfrentaron a un tiroteo para escapar.

Libia llena de basura y pestilencia gracias a 
los actos teroristas de la OTAN y EE.UU



Fuera de Trípoli el control de los hombres armados aún es más absoluto. Esto solo llama la atención del resto del mundo cuando hay un acto de violencia espectacular, como el asesinato en Bengasi el pasado mes de septiembre del embajador estadounidense Chris Stevens por la milicia yihadista. Este fue el único acto de violencia extrema en Libia que fue ampliamente cubierto por los medios extranjeros, pero solo porque el Partido Republicano lo convirtió en una cuestión política en Estados Unidos. Pero el embajador y sus guardas no son los únicos extranjeros que han muerto violentamente en Bengasi desde el derrocamiento de Gadafi. Un grupo de derechos humanos egipcio informó el mes pasado que un copto egipcio llamado Ezzat Hakim Attalah había sido torturado hasta morir en la ciudad tras ser detenido con otros 48 comerciantes en el mercado municipal de Bengasi.

ENSAÑAMIENTO CON POBLACIÓN NEGRA

Salvo honrosas excepciones, las organizaciones de derechos humanos suelen informar sobre la situación en Libia de manera más imparcial y rigurosa que los medios de comunicación internacionales. Acorde con esto, la organización Human Rights Watch (HRW), que tienen su base en Nueva York, elaboró un informe detallado sobre la limpieza étnica en la ciudad de Tawergha donde se obligó a 40.000 personas a abandonar sus casas, además de ser objeto de “detenciones arbitrarias, tortura y asesinatos”.

Las milicias de Misrata ha atacado a la población, en su mayoría negra, por su apoyo a Gadafi. HRW utilizó imágenes satelitales para documentar la destrucción de Tawergha, la mayor parte de la cual se produjo desde el final de la guerra de 2011 cuando resultaron dañados y fueron destruidos 1.370 emplazamientos. Fred Abrahams, asesor especial de HRW, señaló que las imágenes confirman que “el saqueo, los incendios y las demoliciones estaban organizados y su objetivo era la destrucción sistemática para impedir que volvieran los residentes”.

Hay un fuerte contraste entre esta falta de interés y la exhaustiva cobertura sobre Libia durante la guerra. En la primavera de 2011 yo estaba informando sobre los combates en torno a la ciudad de Ajdabiya al sur de Bengasi. Había una cierta atmósfera de guerra falsa que no aparecía en los entusiastas reportajes. Recuerdo haber observado divertido en la entrada sur de Ajdabiya cómo se colocaban los cámaras de televisión para no revelar que había más periodistas que insurgentes.

Nunca vi una posición defendida por los rebeldes ni siquiera controles de carretera entre Ajdabiya y Benga si, dos lugares que siempre dependieron de la fuerza aérea de la OTAN para su defensa. Por supuesto, había unidades rebeldes valientes y entregadas, como había periodistas que escribían sobre ellas, pero sin el apoyo de la OTAN se habría derrotado rápidamente a los insurgentes.

EL VACÍO DE GADAFI

El hecho de que el derrocamiento de Gadafi se lograra fundamentalmente gracias a la intervención extranjera tiene graves consecuencias para los libios hoy. Esto significa que aunque los insurgentes afirman y creen que su victoria se debió únicamente a su propio trabajo, han demostrado ser demasiado débiles para colmar el vacío dejado por la versión de Gadafi del nacionalismo árabe. Sin este nacionalismo árabe hay poco para contrarrestar el fundamentalismo o tribalismo islámico.

¿Tiene esto importancia? Para muchos libios Gadafi y su familia desacreditaron el nacionalismo libio. Muchos de los desastres que le ocurrieron a Irak después de 2003 les están empezando a ocurrir a otros Estados árabes de diferentes maneras. Como los iraquíes, se están dado cuenta de que las formas externas de democracia no tienen excesiva importancia a menos que haya un acuerdo entre las principales fuerzas políticas sobre las reglas del juego que determina quién detenta el poder.

La autodeterminación nacional debería ser la piedra angular de cualquier nuevo orden. Sin embargo un problema de las revueltas de la Primavera Árabe es que han sido excesivamente dependientes de la ayuda exterior. Pero como ocurrió en Irak y demuestra Libia, la intervención extranjera siempre es interesada. Los revolucionarios de todas las regiones buscan la ayuda de potencias exteriores oportunistas, pero para lograr tener éxito a largo plazo, deben poner fin en cuanto puedan a esta dependencia. Y deben construir un Estado fuerte y que respete la ley porque si no lo hacen una tanda fresca de dictadores está dispuesta a sustituirlos.

 Patrick Cockburn

Imagene de la criminal "democracia" impuesta por la OTAN y EE.UU en Libia
la misma que intentan imponer en Siria, Venezuela, Iran y Corea del Norte












Exterminio y destrucción en Libia, convertida en un enorme campo de concentración imperialista.


Heroismo y Apocalipsis 
en el desierto libio

Por Thomas C. Mountain












Al ser asesinado el líder y destruida Sirte, Libia ha desaparecido como país, no son mas que bandas criminales y pozos de petróleo. Algún día Libia se pondrá de pie

El mes de octubre de 2011 quedará como monumento histórico a los hechos de heroísmo y Apocalipsis acaecidos en el desierto libio cuando el pueblo de Sirte, ciudad natal del Coronel Gadafi, emprendió una lucha desesperada y condenada al fracaso para proteger a sus familias y hogares del poderío de la OTAN y sus aliados, las bandas de rebeldes libios.

Como la historia la escriben casi siempre los ganadores, el trágico relato de cómo unos miles de anónimos residentes de Sirte, hombres y mujeres, lucharon casa por casa hasta el amargo final es la primera saga del siglo XXI de heroísmo condenado al fracaso, un drama histórico trágico que trae a la mente a los judíos de Varsovia, el Alzamiento de Pascua de Irlanda o la Comuna de París.

Con múltiples canales internacionales de noticias cubriendo la situación las 24 horas del día, el mundo entero tan solo pudo echar una ojeada a la despiadada cruzada de la OTAN en Libia, donde no había ningún lugar seguro, ni colegio, ni hospitales o complejos de apartamentos. A pesar de los misiles que llovían desde el cielo conformando un nuevo Apocalipsis que no se interrumpía ni de noche ni de día, de las miles de toneladas que crearon un infierno explosivo en tan solo unos meses, sin embargo, el pueblo de Sirte se negó a rendirse.
Quizá pudo deberse a que todos conocían bien cuál iba a ser su destino si rendían sus armas, porque durante los meses anteriores habían podido comprobar ya qué clase de asesinos eran los ganadores, cuando tanto pueblos como ciudades, tras caer ante las milicias fortalecidas por la OTAN, eran pasados a cuchillo, literalmente en muchos de los casos.

Primero, los rebeldes se aproximaron a Sirte todo lo que se atrevieron y dispararon todas las toneladas de artillería pesada y potentes proyectiles antiaéreos que fueron necesarias. Los proyectiles de 23 mm pueden penetrar hasta 4 pulgadas [10 centímetros] en corazas blindadas, lo que hizo que los muros de cemento fueran una pobre defensa para el pueblo de Sirte.

Cuando fue imposible soportar más las letales y potentes explosiones, los habitantes de Sirte salieron precipitadamente de sus hogares y refugios y pusieron en fuga a los rebeldes, haciéndoles escapar velozmente como perros apaleados con el rabo entre las piernas y lanzando temerosas miradas por encima del hombro.
Después sobrevino un bombardeo apocalíptico con los aviones de combate de la OTAN haciendo círculos a unos 30.000 metros de altura, mientras los héroes de Sirte caían abrasados y hechos pedazos bajo el feroz sol del desierto libio. Una, dos veces, tres, diez o más fueron repitiéndose esos ciclos, con los menguados defensores de Sirte retirándose a barrios y zonas que cada vez eran más pequeños.

encabezó hasta el espantoso final la lucha heroica de su pueblo, las tribus dignas, los militares patriotas.
La semana de la derrota final fue testigo de un último contraataque, un último perro apaleado y, como venganza, una última carnicería explosiva de la OTAN, y Sirte quedó al borde de la destrucción total.
Luego vino la última salida, lo que era una retirada honrosa de combate hasta que los misiles de la OTAN incineraron la columna de camiones cuando iban camino de la libertad tras romper el cerco de Sirte.

Entre los que sobrevivieron a la furia apocalíptica final de la OTAN estaba el mismo Coronel Gadafi y su muerte permanece documentando uno de los actos más horribles de brutalidad y salvajismo que los registros históricos han recogido.

Los combatientes de Sirte que quedaron atrás fueron rodeados en sus hogares y barriadas por unos rebeldes que les taparon los ojos, les torturaron y ajusticiaron por miles y para los que no existían leyes de la guerra ni prisioneros que proteger. Cuando finalmente los rebeldes pusieron fin a su criminal orgía de sangre y saqueo, Sirte se convirtió en una ciudad fantasma, donde solo quedaron ratas y buitres, bien alimentados con los cadáveres de los muertos sin enterrar.

En la actualidad, mientras el Partido Democrático Libio pide que los mantenedores de la paz invadan y ocupen Libia para proteger a su pueblo de las antiguas milicias rebeldes convertidas en bandidos y señores de la guerra, Sirte permanece como monumento a la OTAN, una visión apocalíptica de ruinas bombardeadas, donde miles de sus habitantes de Sirte permanecen enterrados bajo los escombros de sus casas y apartamentos, hospitales y escuelas, donde inútilmente buscaron refugio de la venganza de la OTAN que lanzaba fuego y azufre sobre ellos desde los cielos.

¡Recuerden Sirte cada mes de octubre a partir de ahora, una estampa de heroísmo y Apocalipsis en el desierto libio!


La amenaza de terroristas apadrinados por occidente como "rebelde" en Libia


Libia en el caos, dividido como nunca antes


Bani Walid, sitiada, resiste heroicamente la barbarie del invasor imperialista

  
OTAN crímenes de guerra en Libia

Aunque la razón de ser de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para entrar en conflicto libio invocado los principios humanitarios, los resultados han demostrado ser mucho de humano. En julio de 2011, aviones de la OTAN bombardearon Libia principal centro de abastecimiento de agua, que proveían de agua a aproximadamente 70 por ciento de la población del país. Y, en un fallido intento de parecer imparcial y objetiva, la BBC ha revelado, casi un año después de que la información fue transmitida por los medios de comunicación independientes, que las fuerzas especiales británicas jugaron un papel clave en la dirección y supervisión de Libia "luchadores por la libertad" a la victoria.

Noticias Censurado Cluster: Los costos humanos de la guerra y la violencia 

Los investigadores estudiantiles: Beatriz Alcazar, Andrea Perez, Robert Block, y Harmen Sidhu (Sonoma State University), Paloma Tur (Universidad Complutense de Madrid)
Facultad y la comunidad Evaluadores: Alfredo V. Moran, Bryan Polkey, Luján Luis y Miguel Álvarez-Peralta (Universidad Complutense de Madrid), Peter Phillips y Gregg Adams (Sonoma State University)

La OTAN y la militarizacion USA, son culpable de crímenes y caos en Libia


La OTAN, culpable del caos en Libia


Los aliados de la OTAN, están preocupados. Si el modelo libio fracasa por completo, su aventurerismo militar en Oriente Próximo sufrirá un nuevo revés. La OTAN es más cuestionada  por los graves crímenes de guerra cometidos.

Trípoli,

La «misión cumplida» en Libia ha resultado ser otro engaño. Las consecuencias no son menos devastadoras que las que se produjeron en Irak.

La situación actual en Libia augura un conflicto en diversos niveles en el que se encuentran involucradas numerosas milicias, tribus y facciones, todas ellas organizadas en torno a objetivos ideológicos, dinásticos y políticos exclusivos de Libia.

La guerra de Libia ha dado más poder a algunas de las partes y les ha ofrecido la oportunidad de saldar cuentas pendientes. Esto se ha puesto de relieve en la violencia que se está produciendo en Bani Walid, donde se han generalizado los asesinatos y la tortura de personas acusadas de ser leales a Muamar Gadafi.

Para justificar su ataque contra cualquier ciudad de Libia, a las milicias les basta alegar que alberga a leales a Gadafi. Ese ha sido el caso de Bani Walid, una de las últimas ciudades en rendirse. Tal denuncia es suficiente para hacer que cualquier acto de agresión y tortura sea de alguna forma aceptable para los medios tanto árabes como occidentales. El CNT está simplemente tomando posiciones para asegurarse de que las poderosas milicias emergentes le son leales, al menos de palabra.

Todo esto contradice los cálculos iniciales de la OTAN. La OTAN esperaba la consolidación de un CNT fuerte, respaldado por milicias bien controladas, que se convertirían respectivamente en el próximo gobierno y ejército nacional. Pero no es lo que ha sucedido. El CNT se ha constituido de forma caprichosa, sin un auténtico mandato popular, mientras que las milicias continúan atrincheradas para asegurarse de que la futura Libia no se olvidará de sus tribus, ciudades e intereses de grupo. Son los ingredientes para una guerra civil.

La situación empeoró cuando grupos defensores de los derechos humanos criticaron duramente la espantosa situación de las cárceles libias. Amnistía Internacional denunció la muerte de reclusos sometidos a torturas. En Davos, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, contó a Associated Press que varias milicias mantienen a ocho mil prisioneros recluidos en sesenta centros de detención repartidos por todo el país. En dichos centros «se producen torturas, ejecuciones extrajudiciales y violaciones de hombres y mujeres».

Los aliados de la OTAN, por supuesto, están preocupados. Si el modelo libio –el cambio de régimen desde el aire– fracasa por completo, su aventurerismo militar en Oriente Próximo sufrirá un nuevo revés. Más aún, el desarrollo de la farsa libia continuará reanimando las alegaciones de graves crímenes de guerra cometidos por la propia OTAN, que supuestamente desencadenó la guerra en ese país «para proteger a los civiles y las zonas habitadas bajo amenaza de ataque».

La guerra de la OTAN en Libia estuvo dirigida por un canadiense, el teniente general Charles Bouchard. En junio pasado se publicó que el ministro canadiense de Asuntos Exteriores, John Baird, dijo que no cabía esperar que Libia pasara de «Gadafi a Thomas Jefferson». Le faltó explicar qué clase de democracia pretendía lograr la OTAN con sus 9.600 misiones de ataque.

Reprender a los libios por no respetar los derechos humanos es una descarada hipocresía, especialmente cuando sigue sin haberse terminado el recuento de muchas de las víctimas de la OTAN. El comportamiento de las milicias y de un CNT falto de representatividad no es más que una continuación del violento legado dejado por los mismos países de la OTAN que ahora piden responsabilidades, democracia y el imperio de la ley.


Militarización USA en Libia

NO quisieron poner sus botas en Libia para evitar los estragos y la muerte en sus filas que tuvieron en Afganistán e Iraq. Con una potente guerra aérea, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y los socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) destruyeron una nación soberana e independiente en nombre de la hipócrita preocupación por la democracia, sin que ninguno de sus soldados saliera de la nación norteafricana en un ataúd. Pero ahora, ante la dificultad de las nuevas autoridades —puestas por los cañones occidentales— de estabilizar y administrar el país, Washington ha decidido tomar cartas en el asunto.

El caos sacude a uno de los mayores productores africanos de petróleo. Las bandas armadas que respondieron al autodenominado Consejo Nacional de Transición (CNT) —el ejército terrestre de la OTAN en la guerra contra el régimen de Muammar Al-Gaddafi— llevan meses peleándose por el control de feudos, y le exigen al Consejo una mayor representatividad de sus intereses en el Gobierno. Por eso desoyen las ofertas de integrarse a las que serían las nuevas Fuerzas Armadas libias.

Y lo que es más grave, impera en la población el descontento y la desconfianza, bien fundados, en el CNT. Recientemente, el vicepresidente del Consejo, Abdul Hafiz Ghoga, se vio obligado a renunciar a su cargo en medio de crecientes protestas en Bengazi (noreste), la segunda ciudad del país y cuna de la rebelión contra Gaddafi. Incluso después de abandonar su puesto, Ghoga, a quien acusan de oportunista por su participación en el Gobierno de Gaddafi y después en el del CNT, fue agredido por estudiantes en la Universidad de esa urbe.

Las manifestaciones, que ya se hacen bastante frecuentes, exigen a las nuevas autoridades una mayor transparencia en la administración de los activos del país, que a pesar de ser uno de los más ricos de África, ahora, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se encuentra en una situación bastante precaria en el orden de las finanzas.

Pero lo que más preocupa a Washington es la posibilidad de que se pueda organizar un movimiento de resistencia que le impida saquear el país en paz y tranquilidad. El Gobierno del CNT, además de protestas populares, ha debido enfrentar sabotajes y acciones armadas de peso, al punto de perder el control de zonas de algunas ciudades.

Por ello, la potencia norteamericana comienza a establecer su presencia militar en Libia, de manera escurridiza gracias al silencio cómplice de los grandes medios de comunicación que acompañaron la guerra imperialista contra la nación norteafricana.

Desde finales de diciembre, el Pentágono está instalando una base militar en Wau Al Kebir (900 kilómetros al sudeste de Trípoli y 240 kilómetros al norte de la frontera con Chad). Y en los últimos días varios medios se hacen eco de reportes muy escuetos que dan cuenta del movimiento de soldados yanquis —unos dicen que 6 000, otros que 12 000— desde la base militar de Malta hacia Brega, una de las ciudades estratégicas, donde se refina el petróleo antes de su venta en el mercado mundial.

El paso dado por EE.UU., otra violación de la soberanía libia, ha irritado incluso a quienes en un principio apoyaban al apátrida CNT. Algunas de estas bandas —de Misurata— que fungieron como el peón libio de la OTAN contra Gaddafi, fueron blanco de los aviones franceses Apache al servicio de la Alianza Atlántica cuando intentaron controlar las plataformas petroleras de Brega.

Esta es una despiadada campaña militar por el crudo libio, en la que Washington busca posicionar a sus empresarios como los favoritos, aunque sea a golpe de cañón.

En la lista de socios occidentales que se beneficiarían de contratos, según Ali Tarhouni, quien fungió como Ministro de Petróleo del CNT entre marzo y noviembre de 2011, Estados Unidos ocupa el segundo puesto, después de Francia, y seguido por Gran Bretaña e Italia. Pero esta correlación pudiera cambiar. El actual ministro de esa cartera, Abdul-Rahman Ben Yezza, es un ex ejecutivo de la compañía italiana ENI, la empresa extranjera que mayor participación tuvo en el sector durante el régimen de Gaddafi.

Estados Unidos va con todo por el petróleo libio, y en una carrera militar ninguno de sus socios imperialistas puede aventajarle. Libia es solo una puerta a los ambiciosos planes que Washington tiene reservados para África.

Libia: la guerra no culminada

El proceso de transformación política con el que el Consejo Nacional de Transición (CNT) intenta dar una imagen de estabilidad en Libia se enfrenta a las diferencias que emanan de la dirección y la fisiología de esa agrupación y a la presión de varias fuerzas que participaron en la guerra de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, contra ese país.

Bastante tardó, después de varios intentos, la formación de un gabinete que, según el CNT, dirigiría el país hasta la celebración de elecciones en la primera mitad de 2012 para una Asamblea Constituyente que redacte la Carta Magna, además de encargarse del desarme de ex militares y ex insurgentes y emprenda la reconstrucción.

Ni tan siquiera hubo consenso entre los sublevados para elegir como primer ministro a Abdel Rahim El-Keib —académico y empresario que ha pasado la mayor parte de su vida en Estados Unidos—, quien contó apenas con 26 de los 51 votos posibles.

Ahora, la misión del ejecutivo de reconstruir el tejido social libio y traer la paz parece utópica en medio de un escenario de desconfianza entre las propias fuerzas que integran el denominado Consejo. Los grupos que combatieron contra las tropas del coronel Gaddafi piden una representación más amplia en el CNT: un 40 por ciento de su membresía, según trascendió de la reciente conferencia de la denominada Unión de los rebeldes de Libia, una organización que reagrupa al 70 por ciento de quienes se levantaron en armas contra el Gobierno.

La desconfianza también está en las calles. Hace poco, jóvenes activistas de organizaciones de la sociedad civil libia en la ciudad de Bengazi, cuna de la guerra civil que comenzó a mediados de febrero de 2011, exigieron en una movilización el derrocamiento del CNT, a cuyos miembros tildan de «trepadores», y exigen que estos no formen parte de la Constituyente.

Mientras, continúan las vendettas, los ajustes de cuentas, el saqueo de residencias, escudados en la búsqueda de leales a Gaddafi… Una prueba fehaciente de la falta de control que tiene el nuevo gabinete, aunque quiera dar la imagen de un país que intenta levantarse entre las ruinas y los odios dejados por una cruenta guerra.

El CNT no controla siquiera Trípoli, la capital, ni ha logrado el desarme de los grupos y tribus que se sumaron a la cruzada contra Gaddafi. A su interior persisten divisiones entre la corriente liberal, impulsada por libios de la diáspora, figuras prooccidentales y ex colaboradores de Gaddafi, y los islamistas, representados por el Grupo de Combate Islámico, una agrupación de carácter radical. A ello se suman las tradicionales diferencias regionales y étnicas que hoy pugnan más que nunca por lograr una mayor representatividad.

A dos meses y medio del asesinato de Gaddafi, aún impune, continúan las luchas por el poder y el dominio de territorios. Diversos grupos armados controlan áreas de influencia, construyen sus feudos en las principales ciudades, y emplean como base instalaciones utilizadas por el régimen anterior.

Según el periodista Franklin Lamb, de CounterPunch, quien actualmente se encuentra en Libia, solo en Trípoli operan más de 55 milicias, con un total de 30 000 hombres, algunos de ellos protegidos y dirigidos por el propio CNT. Otros andan por su cuenta.

A inicios de este mes, exactamente el 3 de enero, se registraron enfrentamientos en la capital que causaron seis muertos y 18 heridos cuando el Ministerio del Interior trató de recuperar el edificio donde funcionaba el servicio de inteligencia y se encontró con la dura reacción de la milicia que se apoderó del complejo.

Un día después, una coalición de brigadas de ex insurgentes rechazó el nombramiento del jefe del Estado Mayor del futuro ejército libio, Yusef al Mangush, y acusó al CNT de haber ignorado a sus candidatos al cargo.

Los hechos evidencian que aún el CNT sigue sin tener la más remota idea de cómo manejar el complejo crisol político y tribal libio, lo que es fundamental para poder garantizar la estabilidad y la explotación efectiva de la enorme riqueza natural de ese país, que cuenta además con una posición estratégica y neurálgica para Europa.

Las cenizas de la guerra civil, desatada por las grandes potencias, aún se mantienen calientes. El propio presidente del CNT, Mustafa Abdel Jalil, admitió que el país puede precipitarse en ese camino si no logra controlar a las milicias rivales. De continuar este escenario, difícilmente podrían celebrarse las elecciones de 2012.

Por tanto, no sorprendería que pronto nos encontremos ante un nuevo Iraq en el norte de África.


Libia: peor de los crímenes de la OTAN


Las mentiras, el engaño, el chantaje, la intimidación, el asesinato, la tortura, los campos de concentración, destrucción de propiedades, saqueos, matanzas ... todas estas palabras palidecen hasta la insignificancia cuando nos fijamos en lo que la OTAN ha hecho en Libia - y tiene la intención de hacer a Siria a los pocos días . La evidencia repugnante que sale de Libia pone de relieve lo que estamos tratando.

Es muy difícil imaginar que los señores de Cameron, La Haya, Sarkozy, Juppé, Obama y Hillary Clinton están contentos con su legado en Libia.De hecho, lo que han hecho que llevaría cualquier ser humano normal a las profundidades de la desesperación, en un contexto profesional, porque se trataría de un despido y en un militar, un tribunal marcial o una baja deshonrosa.

Misión de la OTAN en Libia fue la imposición de una zona de exclusión aérea para proteger a civiles inocentes. Exactamente cómo alguien podía haber sido tan ingenuo como para creer que, después de lo que hizo la OTAN en Irak, desafía a la lógica, sino todo lo que cualquiera hubiera creído que se comprometieron a completar los detalles más adelante, ídem. Sin embargo, los gobiernos del mundo y las redes de comunicación compatibles con los medios de comunicación, una vez más dio a la OTAN en beneficio de la duda y una vez más, la OTAN realizó en el momento justo: otra matanza, otro ejemplo de Armar a los terroristas, más muertes, más violencia, más quema de la propiedad, más tortura, violaciones y más de otra generación de niños con sus futuros guiones de las ruinas.

Otro país que muerde el polvo? Si Dios existe y si Satanás no descarta este mundo ya, luego Libia puede y debe ser la última resistencia de la OTAN, el derecho debe derrotar a mal, bien debe triunfar sobre el mal, el demonio debe ser asesinado y la OTAN deben perder el poder que tenía.

He tenido acceso a algunas imágenes horribles sobre you.tube, de los niños con sus caras desprendidas por los pilotos de la OTAN a partir de 30.000 pies, después de la OTAN se negó a permitir que las autoridades libias a celebrar elecciones libres y justas. Y ahora, recibimos imágenes de un ataque total de la OTAN contra los defensores de Sirte, como la libertad y la democracia se impuso a los ciudadanos de Libia, que recibirá las pruebas de los libios atacan a las fuerzas terroristas NTC un hospital, bajo la cobertura completa de la OTAN. Así fue la feroz ataque contra el hospital en Sirte, por parte de terroristas de la OTAN, que la Cruz Roja no pudo entregar los suministros.

Nosotros recibimos la evidencia de ataques contra la NTC personal de la Cruz Roja está tratando de quedarse suministros médicos en Sirte.Impedir el acceso de la ayuda es un crimen de guerra por el NTC y por la OTAN para ametrallar las posiciones de las autoridades.

Nosotros recibimos la evidencia de que la OTAN estaba usando helicópteros para disparar misiles en Sirte, a pesar del hecho de que su misión era la de imponer una zona de exclusión aérea. Gaddafi estaba en lo cierto: los UNO halaga a los caprichos de la FUKUS Eje (Francia, Reino Unido, EE.UU. e Israel) y no utiliza el mismo peso y medida cuando se trata de las naciones más pequeñas.

En la actualidad, Libia es un caos. Los enfrentamientos en Alkufira - muchos terroristas muertos, enfrentamientos en Sebha terroristas de muchos muertos. Y para colmo de limpieza, étnica por parte de terroristas NTC de la OTAN - los ataques contra un campamento de refugiados en las afueras de Trípoli - mil quinientos refugiados agobiados con fuego de ametralladora por los terroristas NTC apoyados por la OTAN, de Cameron, en La Haya, por Clinton, Obama, Sarkozy, por Juppé.

Los terroristas, en este caso vino de Misratah y ametrallaron a los refugiados, coreando consignas racistas. ¿Por qué? Debido a que muchos de los residentes eran negros de Tawergha, que fue víctima de la limpieza étnica de la brigadas de Misratah. Que sea éste el legado de la OTAN para la humanidad: la apoyó racistas, apoyado a los terroristas, apoya a los violadores y ahora, Libia es un caos.

Pidamos a los señores de Cameron, Sarkozy, Obama, de La Haya, Juppé y Hillary "War Zone" Clinton si están satisfechos con lo que han hecho.

El legado de estos demonios es claro ver en Libia hoy, visible en las consignas pintadas a lo largo de los caminos: "la brigada [Misratah brigada] para purgar los esclavos y la piel negro", "medidas drásticas como la prohibición de los nativos Tawergha de llegar a trabajar, vivir o enviar a sus hijos a las escuelas de Misratah ".

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