El plan imperialista de trece años
para Siria
Por Slobodan
Eric
Sólo poco a poco van
poniéndose en su lugar las piezas del rompecabezas. En entrevista concedida a
la publicación serbiaGeopolitika,
Thierry Meyssan explica lo que hoy puede verse del plan imperialista
trazado por Washington para el Medio Oriente, en 2001. Observa que la
resistencia de los pueblos ha hecho fracasar ese plan y subraya que todos
habremos de pagar las consecuencias, tanto los pueblos oprimidos como
quienes creyeron poder dominarlos.
Gopolitika: Estimado señor Meyssan, ¿puede usted explicar brevemente a los
lectores de Geopolitika lo que está sucediendo en Siria en este momento? Es que
cuando se sigue la información de los grandes canales de televisión y
los informes del Observatorio de Derechos Humanos [OSDH] uno no logra
entender cuál es la situación real en este país en guerra. Nos parece
que sopla un viento positivo para el presidente Assad, para el ejército sirio y
para todas las fuerzas patrióticas que defienden Siria, después de la
iniciativa rusa sobre la eliminación de las armas químicas que destruyó el plan
de intervención de Estados Unidos y la OTAN.
Thierry Meyssan: Según los países
miembros de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), los sirios
se levantaron contra su gobierno hace 3 años por mimetismo con
los africanos del norte. Eso es lo que se ha designado como la «primavera
árabe». El gobierno, o más bien «el régimen» –como lo
llaman despectivamente– respondió recurriendo a la fuerza y la brutalidad.
Esa versión se sostiene a través del Observatorio Sirio de
Derechos Humanos [OSDH] que divulga una contabilidad sobre la cantidad de
víctimas.
La realidad es muy diferente. En el momento de los
atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos decidió
destruir cierto número de países, entre ellos Libia y Siria. Esa decisión fue
revelada por el ex comandante supremo de la OTAN, el general
Wesley Clark, quien se pronunció en contra. Se trataba de crear
una unidad política, desde Marruecos hasta Turquía, alrededor de la Hermandad
Musulmana, de Israel y de la globalización económica.
En 2003, después de la caída de Irak, el Congreso
estadounidense adoptó la Syria Accountability Act que autoriza
al presidente de Estados Unidos a entrar en guerra contra Siria
sin necesidad de consultar al Congreso. En 2005,
Estados Unidos utilizó el asesinato de Rafik Hariri para acusar al
presidente Bachar al-Assad de haber ordenado el crimen y creó el Tribunal
Especial para el Líbano para condenarlo y entrar en guerra contra su país.
Aquella acusación se desmoronó con el escándalo de los falsos testigos.
En 2006, Washington subcontrató a Israel una guerra contra el Hezbollah,
con la esperanza de implicar a Siria. En 2007, Estados Unidos
organizó y financió grupos de oposición en el exilio alrededor de la Hermandad
Musulmana. En 2010, decidió subcontratar esta guerra y la guerra contra
Libia a Francia y el Reino Unido, que concluyeron con ese fin el
Tratado de Lancaster House. En 2011, la OTAN envió secretamente
comandos a Siria para sembrar el pánico y la desolación. Después de la caída de
Libia, trasladaron el puesto de mando de sus ejércitos terrestres para Izmir
[en Turquía] y los combatientes libios de al-Qaeda fueron enviados al
norte de Siria. Esta guerra de agresión ha costado la vida a 130 000
sirios y a un gran número de combatientes extranjeros.
Mercenarios extranjeros bombardearon una escuela publica como resultado
decenas de niños sirios martirizados y la ONU guarda silencio complice
Desde agosto y septiembre de 2013 y la crisis de las
armas químicas, Estados Unidos ha admitido que no lograría
derrocar el Estado sirio. Interrumpió sus envíos de armas y los yihadistas
extranjeros sólo podían contar con Israel, Francia y Arabia Saudita.
El ejército leal ha recuperado terreno en todas partes y las bandas
armadas están siendo derrotadas, menos en el norte del país.
Pero Washington sigue bloqueando la paz en Siria mientras
no logre imponer su arreglo de la cuestión palestina.
Geopolitika: ¿Qué
consecuencias tiene la derrota del Ejército Sirio Libre, respaldado por
Occidente? ¿Cuál es la situación en Alepo y los demás frentes de
batalla? ¿Quiénes financian y apoyan al Frente al-Nusra, a al-Qaeda y a
los demás grupos islamistas extremistas? ¿Son los islamistas radicales,
a pesar de no ser tan populares, soldados auxiliares que están
atacando Siria por cuenta de Occidente?
Thierry Meyssan: Al principio la OTAN
decidió librar una guerra de 4ª generación. El objetivo era ahogar a
la población siria con una ola de información falsa tendiente a hacerle creer
que el país se había sublevado y que la revolución había triunfado, para
que la gente aceptara el cambio de régimen como una fatalidad.
El papel de los grupos armados consistía en realizar acciones simbólicas
contra el Estado –por ejemplo, contra las estatuas de Hafez al-Assad, el fundador
de la Siria moderna– y actos de terrorismo para intimidar a la gente y
convencerla de que no interviniese. Cada uno de esos grupos armados
recibía órdenes de los oficiales de la OTAN pero no había un mando central
porque se quería dar la impresión de que existía una insurrección
generalizada y no una guerra de frente contra frente. Todos esos grupos
sin contacto entre sí llevaban una sola etiqueta, la del Ejército
Sirio Libre (ESL). Se identificaban con una misma bandera –verde,
blanca y negra– que es históricamente la bandera del mandato francés
del periodo intermedio entre las dos guerras mundiales, o sea
la bandera de la ocupación colonial.
Cuando los occidentales decidieron cambiar de
estrategia, en julio de 2012, trataron de unir esos grupos bajo
un solo mando. Pero nunca lo lograron, debido a la rivalidad entre sus
distintos padrinos: Turquía, Qatar y Arabia Saudita.
Desde el inicio, las únicas fuerzas militares eficaces
en el terreno son las de los yihadistas que proclaman su vínculo con
al-Qaeda. Eran ellos la punta de lanza del ESL durante la primera parte de
la guerra. Luego se disociaron [del ESL] cuando Estados Unidos los
calificó de «terroristas». Y hoy se dividen principalmente entre el
Frente Islámico –financiado por Arabia Saudita–, el Frente al-Nusra
–financiado por Qatar– y el Emirato Islámico de Irak y el Levante (EIIL
o Daesh, en árabe), financiado por la OTAN a través de Turquía
pero que recibe órdenes de Arabia Saudita. La rivalidad es tanta que esos
3 grupos están matándose entre sí más de lo que luchan contra el Estado
sirio.
Geopolitika: Ante la
información maliciosa y selectiva de los medios globales, ¿podría usted
decirnos quién atacó inocentes ciudadanos y niños con gas sarín? Aquí,
en Serbia, donde tuvimos la experiencia de la masacre de Rasak y
la masacre de habitantes de Sarajevo en el mercado de Markale, y
se designó a los serbios como culpables sin prueba alguna, todo
eso nos parece un guión que ya hemos visto de «explotación de la
masacre». ¿Están perdiendo efecto esos sangrientos montajes, que sirvieron
para manipular a la opinión pública y desencadenar las intervenciones militares
contra la ex Yugoslavia y en otros lugares críticos del mundo, o –dicho de
otra manera– será que se ha hecho más difícil engañar a la gente?
Thierry Meyssan: El ataque con gas
sarín en la Ghouta de Damasco, o sea el cinturón agrícola de la
capital, no fue el primer ataque con gas. Anteriormente hubo otros en los
que Siria recurrió inútilmente al Consejo de Seguridad de la ONU. Según la
oposición en el exilio, el gobierno bombardeó esa zona de la Ghouta durante
varios días para acabar matando a la población con gases. El presidente
Obama, estimando que aquel ataque violaba la «línea roja», amenazó
entonces con destruir Damasco. El presidente francés Hollande
lo siguió en la escalada. Pero, en definitiva, Siria –aceptando una
proposición de Rusia– firmó la Convención contra las armas químicas y
entregó sus reservas de esas armas a la OPAQ (Organización para la
Prohibición de las Armas Químicas). Y no hubo bombardeo contra Damasco.
Hace unos días, el Massachussets Institute of
Technology (MIT) publicó un informe que demuestra que los misiles químicos
observados en la Ghouta tienen un alcance inferior a 2 kilómetros. Pero,
según los mapas divulgados por la Casa Blanca se necesitaba un alcance de
9 kilómetros para que las fuerzas leales [al gobierno] pudieran
alcanzar la «zona rebelde». En otras palabras,
es imposible que esos cohetes viniesen de las fuerzas gubernamentales.
Ese estudio confirma los informes de los satélites
rusos que reportaron que los Contras habían disparado 2 cohetes
contra su propia zona. También valida las confesiones, divulgadas por la
televisión siria 3 días después de los hechos, de un individuo que confesó
haber transportado esos misiles cargados hasta Damasco desde una base del
ejército turco. Valida además las acusaciones de familias alauitas de
Latakia que reconocieron entre las víctimas a sus niños secuestrados el mes
anterior por los Contras. Y finalmente valida la investigación de
Seymour Hersh, quien revela que –contrariamente a lo que dijo Barack
Obama– las observaciones del Pentágono no señalaron
ninguna actividad de las fuerzas [gubernamentales] de armas químicas
durante los días anteriores a los hechos.
A ustedes [en Serbia] no les sorprende este caso porque
ustedes vivieron ese mismo tipo de agresión de parte de las mismas
potencias. Y eso funciona hoy con la misma eficacia que antes. Pero los
engaños tienen vida limitada. Y este funcionó pero no dio resultado.
El público occidental se lo creyó pero no hubo bombardeo contra
Damasco porque Rusia lo impidió alineando su flota a lo largo de
la costa de Siria. Así que, para destruir la ciudad,
el Pentágono tenía que disparar desde el Mar Rojo –por encima de
Jordania y de Arabia Saudita– lo cual habría provocado una gran guerra
regional. Y sólo ahora conocemos la verdad con certeza, o sea 6 meses
después.
Geopolitika: Queremos
preguntarle también sobre la situación de los cristianos en Siria.
Ha habido noticias de que los islamistas de al-Nusra ocuparon y saquearon
la localidad de Maalula, que es un antiguo santuario cristiano. ¿Parece
que hay monjas secuestradas?
Thierry Meyssan: Para desangrar a
Siria, la OTAN ha recurrido simultáneamente a colaboradores sirios y a
combatientes extranjeros. Durante la segunda parte de la guerra, o sea
desde la primera conferencia de Ginebra –en junio de 2012–,
se ve un flujo sin precedentes de Contras. Se trata de una
guerra como la que se orquestó contra la Nicaragua sandinista [a mediados
de los años 1980] pero con una proporción de mercenarios extranjeros
que nunca se había alcanzado anteriormente. Hay actualmente 120 000
combatientes extranjeros, provenientes de 83 países, luchando
en Siria contra el Estado. Todos son partidarios del wahabismo, secta
fundamentalista en el poder en Arabia Saudita, en Qatar y en el emirato de
Sharjah. La mayoría dicen ser takfiristas, o sea «puros» y
condenan a muerte a los «apóstatas» y los «infieles».
Así que en las manifestaciones gritan «¡Los alauitas
al hueco! ¡Los cristianos al Líbano!» Durante 3 años han
masacrado a decenas de miles de alauitas (una denominación chiita que considera
que la fe es una cuestión interna que no se expresa a través de
ritos) y cristianos. Lo más importante es que han obligado a cientos
de miles de cristianos a huir abandonando sus bienes. Hoy en día
los obligan a pagar un impuesto especial, por ser infieles.
Como estamos llegando al final de la guerra, los
grupos armados tratan de vengarse de su derrota haciendo operaciones
espectaculares. Por eso atacaron Maalula, una ciudad cristiana donde aún
se habla la lengua de Cristo, el arameo. Allí cometieron
atrocidades que han dejado huellas en la conciencia de la gente.
Hubo cristianos que fueron torturados en público y que murieron como
mártires negándose a abjurar de su fe.
Geopolitika: Usted sigue
con mucha atención y precisión la situación en el Medio Oriente.
¿Cómo calificaría usted la situación en Egipto? ¿Piensa usted que la
situación en ese país se ha consolidado a raíz de las acciones del mando
militar? ¿Es la primera derrota seria de quienes planifican
las revoluciones árabes? ¿Cómo explica usted el respaldo
de Estados Unidos a un grupo islamista radical como la Hermandad
Musulmana?
Thierry Meyssan: La expresión «primavera
árabe» es un subterfugio de los periodistas para decir que acontecimientos
que ellos no entienden están ocurriendo simultáneamente en países
muy diferentes donde se habla el mismo idioma: el árabe.
Es también una forma de propaganda que disfraza de revoluciones varias
guerras de agresión.
El Departamento de Estado, inquieto por la sucesión de
Hosni Mubarak, había decidido derrocarlo para poder escoger a la vez el
siguiente gobierno. Así que organizó la hambruna, en 2008,
especulando con los productos alimenticios. Para garantizar el relevo
formó un equipo alrededor de la Hermandad Musulmana. Y esperó que
el caldero comenzara a hervir.
Cuando comenzó la revuelta, el Departamento de Estado
envió al embajador Frank Wisner –el mismo que organizó el
reconocimiento internacional de la independencia de Kosovo– para ordenarle a
Hosni Mubarak que dimitiera. Y eso hizo Mubarak. Después, el Departamento
de Estado ayudó a organizar elecciones que permitieron a la Hermandad Musulmana
poner en la presidencia a Mohamed Morsi, quien tiene la doble ciudadanía egipto-estadounidense,
con menos de un 20% de los votos. Ya en el poder, el señor
Morsi abrió la economía a las transnacionales estadounidenses, anunció
la privatización del Canal de Suez, impuso una constitución islamista, etc.
Entonces, el pueblo se sublevó de nuevo. Pero ya no fueron
solamente unos cuantos barrios del Cairo, como la primera vez.
En definitiva, el ejército retomó el poder y encarceló a
los dirigentes de la Hermandad Musulmana. Ahora se sabe que esta última
estaba negociando el traslado de la población palestina de Gaza
para Egipto.
En Egipto, al igual que en el conjunto del mundo
árabe, Hillary Clinton contaba con la Hermandad Musulmana.
Esta organización secreta, que se creó en Egipto para luchar
contra el colonialismo británico, en realidad fue manipulada por el
MI6 y hoy tiene su sede internacional en Londres. Desde el
año 2001, Washington había planificado el ascenso de la Hermandad
Musulmana facilitando la elección –en Turquía– de un responsable
político que había estado en la cárcel como miembro de la Hermandad Musulmana
pero que decía haberla abandonado: Recep Tayyip Erdogan. Luego de 80 años
intentando numerosos golpes de Estado en varios países, la Hermandad
Musulmana llegó al poder en Libia aupada por la OTAN y, a través
de las urnas, en Túnez y Egipto. Participa en los gobiernos
en Marruecos y Palestina. En Siria, da una imagen política a los
Contras. Se reveló en Turquía. En todas partes dispone de consejeros
en relaciones públicas turcos y del financiamiento de Qatar, o sea de Exxon-Mobil
y –por lo tanto– de los Rockefeller. Tiene sus propios canales de
televisión y su principal predicador, al-Qadarawi, es el «consejero
espiritual» (sic) del canal qatarí Al-Jazeera.
La Hermandad Musulmana impone un islam sectario, que oprime a las mujeres
y asesina a los homosexuales. En cambio, sostiene que el enemigo de
los árabes no es Israel sino Irán y abre los mercados a las
transnacionales estadounidenses.
Durante 2 años y medio se llegó a creer que la
Hermandad Musulmana llegaría a gobernar todo el mundo árabe pero
hoy los occidentales la han abandonado porque en ningún lugar
han logrado alcanzar un apoyo popular masivo. Nunca han tenido de su parte
más de un 20% de la población.
Geopolitika: Desde su
«torre de vigía» en el Medio Oriente, ¿pudiera usted explicarnos
la sorprendente amistad entre el gobierno de Serbia y los Emiratos
Árabes Unidos? El príncipe Mohamed Ben Zayed Al Nahtan ha venido
varias veces a Serbia, donde anunció varias inversiones de los Emiratos en
la agricultura serbia y en el turismo. La compañía aérea Etihad compró
–prácticamente la absorbió– la compañía serbia JAT Airways.
¿Pueden esos contactos políticos y económicos entre Abu Dabi
y Belgrado concretarse sin consentimiento de Washington?
¿Qué razón tendría la Casa Blanca para estimular la cooperación entre
los Emiratos y Serbia?
Thierry Meyssan: Los Emiratos Árabes
Unidos están en una situación muy difícil. Primeramente, es
una federación de 7 Estados bastantes diferentes, entre los que se
halla el emirato wahabita de Sharjah. Luego, son demasiado pequeños
para poder enfrentarse a su poderoso vecino –Arabia Saudita– y a
su cliente –Estados Unidos. Primero trataron de diversificar
su lista de protectores ofreciendo una base militar
a Francia, pero ese país regresó al comando integrado de la OTAN.
En 2010, abandonaron la idea de desempeñar un papel diplomático en la
escena internacional después que la CIA asesinó en Marruecos al
príncipe Ahmed, por estar financiando en secreto la resistencia palestina.
El levantamiento de las sanciones de Estados Unidos contra Irán
afectará los puertos [de los Emiratos] que se habían convertido en
trampolín del tráfico que burlaba el embargo [contra Irán]. Ahora
están en busca de nuevos socios económicos de su tamaño. Al negociar
con Serbia están balanceando además la influencia wahabita de Qatar, que
ha creado Al-Jazeeraen Bosnia.
Geopolitika: ¿Qué piensa
usted del panorama actual de las relaciones internacionales?
¿La presencia militar rusa en el Mediterráneo y sus acciones
diplomáticas que hicieron imposible la intervención contra Siria,
su estímulo a que Ucrania no firme un acuerdo con la Unión Europea,
la firme posición de China sobre las islas en disputa en
el Pacífico, es todo eso muestra del fortalecimiento de un mundo
multipolar? ¿Qué respuesta puede esperarse de Estados Unidos y de la
élite gubernamental global ante las derrotas que han sufrido luego de
ciertas revoluciones de color y árabes y ante la evidente tendencia
actual al debilitamiento del poder occidental?
Thierry Meyssan: El debilitamiento de
Estados Unidos es un hecho. Ese país había previsto realizar una
demostración de fuerza atacando simultáneamente Libia y Siria. Y
en definitiva no ha podido hacerlo. Hoy en día
sus ejércitos son poco eficaces y no logra reorganizarlos. Pero
Estados Unidos sigue siendo muy ampliamente la primera potencia militar
del mundo y eso le permite imponer el dólar, a pesar de su deuda
exterior sin equivalente histórico.
En los últimos años China y Rusia han progresado
considerablemente y han logrado al mismo tiempo evitar
un enfrentamiento directo. Pekín se ha convertido en la primera potencia
económica del mundo mientras que Moscú es de nuevo la segunda potencia
militar. Ese proceso va a continuar ya que los dirigentes chinos
y rusos han demostrado su capacidad, mientras que los dirigentes
estadounidenses han demostrado su propia incapacidad para adaptarse.
Soy, en cambio, escéptico en cuanto al desarrollo de Sudáfrica,
Brasil y la India, países que –por el momento– se desarrollan
económicamente pero en los que no percibo ambiciones políticas.
Las élites globales están divididas. Están los que
piensan que el dinero no tiene patria y que después de Washington vendrá
otra potencia y los que estiman que su propia fuerza proviene del amenazador
poderío militar del Pentágono.
Geopolitika: Dada la
información que usted tiene y la credibilidad de sus análisis, quisiéramos
conocer su opinión sobre la política del gobierno de Serbia, que conduce
persistentemente el país hacia la Unión Europea, a pesar de la ausencia
total de entusiasmo por parte de su pueblo, y que con tal de lograr
ese objetivo ha aceptado participar con Bruselas y Washington en la
destrucción de la resistencia serbia ante la secesión albanesa en Kosovo y
Metojia.
Thierry Meyssan: El actual gobierno
serbio no entiende nuestra época. Siempre reacciona como si Rusia
siguiera en manos de Boris Yeltsin y no pudiese ayudarlo. Y,
al cerrarse él mismo las puertas del Kremlin, no le queda
otra posibilidad que volverse hacia la Unión Europea y pagar las consecuencias
de esa opción. Ahora carga con el peso de la vergüenza que constituye el haber
abandonado a la resistencia serbia.
La verdad es que no es el único Estado de los
Balcanes en esa situación. Grecia y Montenegro también tendrían que volverse hacia
Rusia y no lo hacen. Se puede decir, sin lugar a dudas, que
la mayor victoria del imperialismo es haber logrado dividir y aislar a
los pueblos al extremo de hacerles creer que ya no pueden
decidir su propia política
Geopolitika: En su
anterior entrevista con nuestra publicación usted dijo que los miembros del UCK
[Ejército de Liberación de Kosovo] habían entrenado a elementos que combatían
en Siria para la realización de actos de terrorismo. ¿Se mantienen el UCK
y los kosovares activos en la lucha contra el presidente Assad y contra los
órganos legítimos de Siria? ¿Tiene usted información sobre la presencia
entre los islamistas de musulmanes provenientes de Bosnia, Kosovo y Metojia y
de la región de Serbia donde vive una mayoría musulmana (ciudad de Novi Pazar)?
Thierry Meyssan: Los yihadistas que
luchan en Siria proclaman a través de sus sitios en internet que
recibieron entrenamiento del UCK e incluso difunden por esa vía fotos
de sus relaciones. Todo eso lo organizaban, evidentemente,
los servicios secretos turcos –el MIT– cuyo actual jefe,
Hakan Fidan, actuaba como agente de enlace entre el ejército turco y el
Estado Mayor de la OTAN durante la guerra de Kosovo.
Sabemos también que numerosos yihadistas que hoy están
en Siria vienen de los Balcanes. Pero ya no parece que Turquía esté
alimentando ese fenómeno. Actualmente, la policía y la justicia turcas
están realizando una operación contra el gobierno de Erdogan. Incluso
han logrado sacar a la luz las relaciones personales del primer
ministro con el banquero de al-Qaeda, a quien recibía secretamente
en Estambul, a pesar de que ese individuo figuraba en la lista
de personas buscadas por la ONU. Por esa vía, Turquía financiaba
las acciones de al-Qaeda en Siria. El señor Erdogan dice ser
víctima de un complot de su ex socio, el predicador musulmán
Fethullah Gullen. Es probable que en realidad este último
se haya aliado al ejército kemalista en contra de Erdogan, quien
–a pesar de lo que diga– ha resultado seguir siendo miembro de la
Hermandad Musulmana.
Al principio, varios Estados miembros de la OTAN o
vinculados a esta incitaron a los musulmanes a sumarse a
la yihad en Siria. Pero ahora temen que esos elementos regresen
a sus países de origen ya que esas personas, que han
violado, torturado y cortado gente en pedazos para exhibirlos,
no pueden regresar colectivamente a una vida civil normal.
Cuando la CIA creó el movimiento yihadista contra la
Unión Soviética en Afganistán, el mundo aún no estaba globalizado.
Había mucho menos viajes y por lo tanto estaban más vigilados.
No había internet. La CIA podía manipular musulmanes
en Afganistán sin temor a verlos aparecer donde no los quería.
Hoy en día, lo que la OTAN inició en Siria siguió desarrollándose por
sí solo. Ya no hay necesidad de organizar vías para que los jóvenes
se unan a los Contras en Siria porque pueden hacerlo por sí mismos.
Tanto repitieron que Siria era una dictadura que ahora todo el mundo
cree eso. Y resulta romántico irse a luchar contra una dictadura.
Numerosos gobiernos le están pidiendo actualmente a
Siria que los ayude a identificar a los ciudadanos de sus países
entre los yihadistas. Pero, ¿cómo lo haría Siria y por qué tendría que
prestar esa ayuda a quienes han tratado de destruirla? La guerra
irá apagándose paulatinamente en Siria, los yihadistas regresarán a
sus países, incluyendo Europa, donde proseguirán la guerra para
la cual los entrenaron los propios europeos.
Y no habrá solución pacífica para esa situación porque
si la OTAN llegase a ganar en Siria y a derrocar la administración
Assad, sería incluso peor. Esa sería una señal que llevaría a todos los
aprendices yihadistas de Occidente a tratar de hacer en sus países
lo mismo que dio resultado en el Medio Oriente. Occidente y los países del
Consejo de Cooperación del Golfo han parido monstruos con cuyos crímenes
tendremos que vivir.
Slobodan Eric
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