Fidel Castro recuerda a Chávez con "El regreso del amigo"
Fidel
Castro Ruz compartió la canción El regreso de un amigo, compuesta e
interpretada por un grupo de excelentes artistas y dedicada al Comandante de la
Revolución Bolivariana Hugo Chávez
Maradona: Chávez cambió la forma de
pensar del latinoamericano
El astro del fútbol
argentino Diego Armando Maradona expresó que el comandante bolivariano
Hugo Chávez fue un luchador incansable por la libertad de los pueblos de
América Latina.
“Para mí fue un
gran amigo, tenía una sabiduría política increíble. Hugo Chávez ha cambiado la
forma de pensar del latinoamericano, porque prácticamente estábamos entregados
a Estados Unidos y él nos metió en la cabeza que podíamos caminar solos”,
expresó este viernes durante una ceremonia en memoria del comandante Hugo
Chávez que se realizó en el Cuartel de la Montaña, en Caracas, donde reposan
los restos mortales del líder revolucionario.
Maradona recalcó
que la fortaleza con que el comandante Chávez mantuvo sus ideales de
independencia le ha valido el reconocimiento de los pueblos en el mundo.
“Por eso es tan
querido y tan respetado, y para mí ha sido una pérdida enorme como para todos
los que lo queríamos y los conocimos”, recalcó.
También recordó su
participación en la Cumbre de los Pueblos, que se llevó a cabo en Mar del
Plata, Argentina, en 2005, al lado de dirigentes progresistas como Evo Morales
y el propio Chávez.
“Fuimos a parar el
Alca con el Alba, estuvimos en el tren hacia Mar del Plata. Él (Chávez) habló
en la cancha (durante un acto popular), empezó a llover, hicimos todo lo que
nos dijo para que dejara de llover y a los 10 minutos salió el sol”, recalcó.
El Pelusa acompañó
al presidente de la República, Nicolás Maduro, en esta actividad especial en
memoria del líder socialista.
¿Quién mató a Hugo Chávez?
Por
Eva Golinger
A un mes de la
desaparición física del presidente Hugo Chávez, siguen las sospechas y
especulaciones sobre la verdadera causa de su fallecimiento. El presidente (E)
de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado la
formación de una Comisión Presidencial con “los mejores científicos y técnicos
del mundo” para determinar si Chávez fue inoculado con la enfermedad del
cáncer, causando su muerte. Maduro y otros miembros del Gobierno venezolano han
expresado su certeza sobre la posible inoculación del cáncer, afirmando que
solo faltan las “investigaciones científicas” para evidenciarlo.
¿Es posible que al
presidente Chávez le hayan provocado su enfermedad, resultando en su asesinato?
Para los escépticos de siempre, esta posibilidad parece un cuento de hadas,
algo de ciencia ficción, hecho en Hollywood. No obstante, las innegables
evidencias sobre el desarrollo del cáncer como un arma biológica, formulada
para asesinar a líderes políticos no convenientes, existen. Más aún, informes
internos del Gobierno de Estados Unidos demuestran de manera inequívoca que el
Presidente Hugo Chávez era uno de los blancos principales de los más poderosos
y nefastos intereses de Washington.
Como explicó el
editor del diario Últimas Noticias en Venezuela, Eleazar Díaz Rangel, en su
columna ‘¿Cáncer Inoculado?’ del 17 de marzo pasado, “muestras de la biopsia
[de Chávez] enviadas a laboratorios especializados de Brasil, China, Rusia y,
con nombre supuesto, EE.UU., coincidieron en que se trataba de células únicas, de
un cáncer extremadamente agresivo y aparentemente desconocido”. La naturaleza
agresiva y desconocida de la enfermedad del presidente Chávez, además de la
inexistencia de una herencia de cáncer en su familia, apuntan claramente a la
real posibilidad de que el líder de la Revolución Bolivariana haya sido
asesinado.
En la mira imperial
Desde su primera
victoria electoral, el Gobierno estadounidense tenía sus ojos puestos sobre
Hugo Chávez. En principio, no confiaban en su discurso revolucionario, y
desestimaban su capacidad de liderazgo y el cumplimiento de sus promesas.
Aunque desde el 4 de febrero de 1992, cuando Chávez lideró una rebelión militar
contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, cercano aliado de Washington, el
Departamento de Estado lo tenía en su ‘lista negra’, calificándolo como
“terrorista” y negando su obtención de una visa para viajar a territorio
norteamericano, de igual manera, cuando ganó la presidencia de Venezuela en
1998, fue entregada su visa y lo invitaron a unirse al ‘club de los poderosos’.
Chávez rechazó todas estas ofertas, que también vinieron a través de otros
jefes de Estado de países aliados de Washington, como España, y poderosos
empresarios interesados en mantener su dominación sobre el petróleo y el
mercado venezolano.
Cuando fue evidente
que el presidente Hugo Chávez no era ‘comprable’, activaron el plan para
derrocarlo. Trabajando en conjunto con los empresarios, políticos y militares
tradicionalmente aliados de Estados Unidos, ejecutaron un golpe de Estado
contra Chávez en abril de 2002 con la intención de no solamente derrocarlo del
poder, sino también asesinarlo. Documentos del Departamento de Estado de los
días previos al golpe afirman que existía un plan para asesinar a Chávez
durante el golpe. Incluso, el propio asistente secretario de Estado de ese
momento, Otto Reich, ha afirmado que ellos sabían de un plan de magnicidio
contra el presidente Chávez en 2002. El mismo Chávez contó una vez durante un
discurso público que el embajador estadounidense Charles Shapiro, quien tuvo un
papel principal como coordinador de la desestabilización en su contra, lo había
llamado durante las semanas previas al golpe para informarle sobre el plan de
asesinarlo que estaban preparando algunos sectores de la oposición. Parece que
Washington estaba jugando el doble filo, por si acaso.
No obstante, debido
al gran apoyo que tenía Chávez dentro del pueblo venezolano y las Fuerzas
Armadas leales, ese plan de magnicidio fue impedido, y el golpe derrotado.
Pero el plan se
mantenía activo. Washington incrementó su financiamiento multimillonario a
grupos de la oposición, estableció una Oficina de Iniciativas hacia una
Transición de la Agencia Internacional del Desarrollo de Estados Unidos (USAID)
en Caracas y comenzó a mover sus piezas dentro de los medios privados y
la industria petrolera. De diciembre de 2002 hasta febrero de 2003 lograron el
saboteo económico más dañino en la historia del país, casi destruyendo la
industria petrolera y la empresa estatal PDVSA, causando más de 20.000 millones
de dólares en daños a la economía venezolana. El Gobierno de Estados Unidos
llamaba para “elecciones anticipadas”, para sacar al presidente Chávez, a pesar
de que ese concepto no estaba previsto en la Constitución.
Luego de 64 días de
saboteo, propaganda brutal a través de los medios privados las 24 horas al día
y un colapso total de la producción y distribución interna de productos de
consumo, el pueblo venezolano resistió y logró derrotar este segundo intento de
romper su hilo constitucional. Chávez siguió en su cargo, para el cual fue
elegido democráticamente, y el país comenzó a recuperarse del inmenso daño
hecho por los opositores (ellos mismos se llamaban ‘la sociedad civil’)
apoyados desde Washington.
El año siguiente,
en mayo de 2004, un plan para asesinar al presidente Chávez fue descubierto e
impedido por los cuerpos de seguridad de Venezuela. Más de 100 paramilitares
colombianos fueron detenidos en una finca en las afueras de Caracas. La finca
pertenecía al cubano-venezolano Robert Alonso, hermano de la famosa y
rábidamente antichavista María Conchita Alonso. Los colombianos, que dotaban
uniformes de las Fuerzas Armadas venezolanas, habían sido contratados para
asesinar al presidente Chávez en el palacio presidencial. Cinco años antes, en
diciembre de 1999, el Gobierno de Colombia había advertido al presidente Chávez
sobre un plan de paramilitares colombianos para asesinarlo durante una visita a
la ciudad fronteriza de San Cristóbal.
“Hoy voy a San
Cristóbal y ayer me llegó la información de que hay informaciones, valga la
redundancia, de que pudiera haber en San Cristóbal un grupo de los
paramilitares de Colombia”, denunció el presidente Chávez en una
entrevista matutina en la televisión Globovisión. La información “realmente fue
oficial, nuestro embajador en Colombia, [Fernando Gerbasi] fue llamado por la
cancillería colombiana en Bogotá hace mes y tanto y le comunicaron oficialmente
que los paramilitares colombianos [...] tienen un plan para asesinar al
presidente de Venezuela”, precisó. (Ver: ‘Paramilitares colombianos planean
asesinar a Chávez’, www.panamaamerica.com.pa, 10/12/1999).
Para el 2005,
Chávez se había convertido en un fuerte dolor de cabeza para el Gobierno
estadounidense, y sus esfuerzos para derrocarlo no solamente no habían
funcionado, sino que tuvieron el impacto contrario. La popularidad de Chávez
seguía subiendo, su proyecto socialista bolivariano crecía y su influencia
regional aumentaba. Ya para Washington Chávez no era un “asunto de
preocupación”, sino un verdadero enemigo. Un documento del Centro de Estudios
Estratégicos del Ejército de Estados Unidos de 2005, escrito por el coronel Max
Manwaring, titulado ‘El socialismo bolivariano de la Venezuela de Hugo Chávez y
la guerra asimétrica’, calificaba al presidente venezolano como un “inteligente
competidor” contra quien tenía que combatir de forma “asimétrica”. Las reglas
tradicionales de guerra no se aplicaban contra Chávez, tenían que inventar algo
nuevo.
En 2006, la recién
creada Dirección Nacional de Inteligencia, que coordinaba las 16 agencias de
inteligencia en Estados Unidos, nombró tres misiones especiales de inteligencia
que merecían una atención extra debido a su alto interés estratégico. Las
misiones se trataban de países: una para Irán, otra para Corea del Norte, y la
tercera para Venezuela y Cuba. Sin duda Irán y Corea del Norte son enemigos
abiertamente declarados por Washington, y hasta Cuba también, aunque no
representa ninguna amenaza real a la seguridad estadounidense. Pero la
inclusión de Venezuela en esta operación de inteligencia del rango más alto del
Gobierno estadounidense no tenía lógica, al menos que Washington ya hubiera
declarado en secreto al presidente Hugo Chávez como un blanco directo de sus
acciones clandestinas.
Esta misión
especial de inteligencia ha sido manejada con el más alto nivel de secretismo
dentro del Gobierno estadounidense. Se supo que ha sido encabezada por
veteranos de la CIA de profunda capacidad, incluyendo a Norman A. Bailey, quien
con más de 25 años en operaciones clandestinas en la CIA durante la Guerra
Fría, pertenecía a la élite de la inteligencia estadounidense. Un documento de
la Dirección Nacional de Inteligencia del 23 de agosto de 2010 explicó que
estas misiones para Corea del Norte, Cuba-Venezuela e Irán “lideran la
comunidad de inteligencia en un nivel estratégico… Sus áreas de interés están
designadas como blancos de alta prioridad por los más altos niveles del
Gobierno”.
En el caso de
Venezuela, a diferencia de Corea del Norte, Irán y Cuba, Washington tenía
acceso directo a todos los sectores de la sociedad y también dentro del
Gobierno venezolano. Con su financiamiento multimillonario ha seguido
alimentando la desestabilización en el país y manteniendo a la oposición viva.
También intentaban infiltrar y penetrar las Fuerzas Armadas venezolanas para
reclutar espías y provocar rebeliones contra el presidente Chávez. En 2006 y
más recién en marzo de 2013, cuatro agregados militares que estaban trabajando
desde la embajada de Estados Unidos en Caracas fueron expulsados por el Gobierno
venezolano por sus actividades injerencistas.
Desde el Congreso
de Estados Unidos en Washington, varios congresistas exigían acciones agresivas
contra Venezuela para socavar al Gobierno de Chávez, particularmente el
excongresista del estado de Florida, Connie Mack, quien insistió –sin éxito– en
incluir a Venezuela en la lista de ‘Estados terroristas’ de la Casa Blanca. En
2009, el Pentágono firmó un acuerdo militar con Colombia para ocupar siete
bases militares en su país. Un documento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos
afirmó que el uso de una de esas bases en Palanquero, Colombia, sería para
“combatir a los Gobiernos antiestadounidenses en la región”, haciendo
referencia a Venezuela. En varias ocasiones durante los últimos años, el
presidente Chávez denunció la incursión no autorizada de aviones y buques
militares estadounidenses en territorio venezolano.
Otros planes de
magnicidio contra el presidente Chávez fueron denunciados y desmontados a lo
largo de estos años, cada uno fracasando al ser descubierto. Mientras tanto, la
misión especial de inteligencia de Estados Unidos ha seguido haciendo su
trabajo clandestino y meticuloso contra su blanco de alta prioridad: Hugo
Chávez.
Cáncer como arma
Documentos
parcialmente desclasificados del Ejército de Estados Unidos del año 1948
evidencian cómo exploraron “la posibilidad de utilizar venenos radioactivos
para asesinar a ‘personas importantes’, como líderes militares o civiles”. Así
lo reseñó el periodista Robert Burns de la Associated Press el martes 9 de octubre
de 2007, luego de analizar los documentos obtenidos por la agencia
norteamericana.
“Aprobados por los
niveles más altos del Ejército estadounidense en 1948, el esfuerzo formó parte
de la búsqueda secreta de los militares para un ‘nuevo concepto de guerra’
usando materiales radiactivos de la bomba atómica para contaminar franjas de
tierra enemiga o para utilizar contra bases militares, fábricas o tropas
enemigas”.
“Entre los
documentos entregados a la AP -una nota del Ejército de fecha 16 de diciembre
de 1948 y clasificada secreta- se describe un programa intensivo para
desarrollar una variedad de usos militares de los materiales radiactivos… La
cuarta prioridad del ‘ranking’ fue ‘municiones para atacar a los individuos’
usando agentes radiactivos para los que ‘no hay curas ni terapia.’”
También el escritor
e investigador Percy Alvarado ha revelado cómo el cáncer como arma continuaba
siendo un área importante de estudio y desarrollo para el Gobierno
estadounidense a través del Departamento de Investigaciones del Cáncer en las
instalaciones del Fuerte Detrick, en Frederick, Maryland. El Fuerte Detrick es
conocido por ser el centro de la guerra biológica del Pentágono, donde han
desarrollado diferentes enfermedades letales e incluso actualmente está siendo
investigado por la muerte de más de 600 personas que viven en las zonas
residenciales cercanas a las instalaciones militares. Estas personas, entre
muchas más, han muerto todas de cáncer, y sospechan que desde el Fuerte han
botado sus tóxicos en el agua que luego es suministrada a las zonas
residenciales. Los exámenes del agua en las zonas alrededor del Fuerte Detrick
han evidenciado un alto nivel de tóxicos que causan cáncer, incluso más de
3.000 veces de lo que debería ser para ser potable.
En su texto ‘Cáncer
inducido, ¿un arma de la CIA?’ del 29 de diciembre del 2011, Alvarado destaca
como desde 1975 en las instalaciones especiales en Fuerte Detrick, las
“investigaciones ultra secretas están encaminadas a desarrollar un programa
especial de virus del cáncer, sumamente agresivo y letal… La insistencia de
estos laboratorios en lograr los mecanismos para elaborar artificialmente
células malignas o cancerígenas, sumamente invasivas y capaces de propagarse en
el organismo desarrollando una metástasis incontenible, se ha mantenido a lo
largo de más de cuatro décadas”.
Un artículo en la
revista electrónica ‘Slate Magazine’ sobre la posibilidad de inducir cáncer,
afirma que “aunque es difícil inducir cáncer en un enemigo, ciertamente es muy
posible aumentar sus posibilidades de desarrollar la enfermedad. La opción más
efectiva sería la radiación”. Desde luego, hablan de la posibilidad de
implantar un mecanismo que emite radiación dentro del cuerpo del adversario. En
lo alternativo, dice Slate, “podrías contaminar la dieta de la víctima con
altos niveles de aflatoxinas, asociadas con cáncer de hígado. O podrías
infectarlo con cualquier cantidad de agentes biológicos que causan cáncer”.
El investigador y
periodista Jeremy Bigwood explicó que “hay muchos agentes que causan cáncer que
fueron convertidos en armas en Estados Unidos en Fuerte Detrick, el Arsenal de
Edgewood y otras bases militares y centros del Departamento de Energía. Por
ejemplo, micotoxinas (de hongos tóxicos) fueron convertidas en armas. Las
micotoxinas T2 pueden producir necrosis en el tejido que penetran y convertirse
en cáncer cuando no son inmediatamente letales”.
La tecnología de
inducir cáncer como un arma existe. La decisión de “acabar” con el presidente
Hugo Chávez fue tomada cuando desde Estados Unidos crearon la misión especial
de inteligencia para Venezuela en 2006. Desde luego, han buscado la forma de
lograrlo. Por supuesto que existe la posibilidad de que el cáncer que
acabó con la vida del presidente Chávez haya sido causado por factores
naturales, sin inoculación, sin provocación y sin inducción. Pero difícil es
negar la abrumadora evidencia que indica todo lo contrario. Ojalá las
investigaciones científicas serias y exactas logren poner fin a este misterio.
Tomado de RT