A la carrera,
acabaron con Lugo
y con la voluntad
popular paraguaya
Por: Homar Garcés
(especial para ARGENPRESS.info)
Ningún revolucionario -o quien pretenda serlo- puede confiar ciegamente en las estructuras verticalistas y burocratizadas del Estado, las cuales han sido moldeadas -desde siempre- por los designios de las clases dominantes, aun cuando éstas se guíen aparentemente por principios y procedimientos democráticos. En este sentido, Marx y Engels expresaron: “Hoy, el poder público viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración que rige los intereses de la clase burguesa”.
Por ello no debe asombrar a nadie lo acontecido en Paraguay con la destitución del presidente Fernando Lugo por parte de sus opositores en el Parlamento. Los contrarrevolucionarios ya lo hicieron antes con el Presidente Salvador Allende en Chile, torpedeando su gestión de gobierno desde el poder legislativo hasta consumar el golpe de Estado en su contra y, más cercanamente en el tiempo, con Presidente Manuel Zelaya en Honduras, aplicándole una formula leguleya similar a la sufrida por Lugo; sin dejar de mencionar la exoneración por parte del Tribunal Superior de Justicia de los responsables del derrocamiento militar del Presidente Hugo Chávez y las muertes causadas el 11 de abril de 2002 al dictaminar que hubo un “vacío de poder”, un absurdo jurídico jamás visto en el mundo entero.
Por eso no resultará suficiente que cualquier gobierno tildado de revolucionario o de progresista muestre un apego estricto y notorio a la institucionalidad ni haga concesiones permanentes u ocasionales a la contrarrevolución, creyendo que así podrá ganarse su buena voluntad y cumplir con su plan de gestión en favor de los sectores populares. Nada más alejado de la realidad. Es lo que acaeció en Paraguay y, así, a la carrera, los grupos conservadores acabaron con Lugo y con la voluntad popular paraguaya. Otra hubiera sido la conducta del Presidente, pero no supo o no quiso responder a las expectativas puestas en su mandato. La derecha sí supo y sí quiso responder a sus propios intereses.
Como bien lo apuntara Atilio Borón, este acontecimiento es “una lección para el pueblo paraguayo y para todos los pueblos de América Latina y el Caribe: sólo la movilización y organización popular sostiene gobiernos que quieran impulsar un proyecto de transformación social, por más moderado que sea, como ha sido el caso de Lugo”. Algo que se ha evidenciado en los casos de Ecuador, Bolivia y Venezuela, por citar los países más emblemáticos de nuestra América donde los grupos derechistas -pese a su poder económico y al respaldo indiscutible de Washington- han fracasado en sus planes de desestabilización. Sin embargo, es necesario aclarar que hace falta llevar a mayores niveles dicha movilización y organización popular mediante la formación crítica y permanente de una conciencia indudablemente revolucionaria, capaz de impulsar los diferentes cambios que se requieren en los campos político, económico, social, militar y cultural para consolidar la revolución, más aun si ésta se define como socialista. Esto es algo que no debe obviar jamás ningún revolucionario, a menos que esté dispuesto a claudicar ante la clase dominante y defraudar la voluntad popular, olvidando su compromiso histórico.
Paraguay: Detrás del retorno de la mafia de Stroessner,
la inteligencia yanqui
Por: Jean Guy
Alard
El texto fechado del 6 de mayo de 2009 y redactado por un miembro de la representación diplomática - leer CIA - y liberado más tarde por la tropa del australiano Julian Assange, señala las discrepancias observadas entre el presidente y su vicepresidente, y precisa las intenciones de este último.
"Ciertamente, la división entre Lugo y Franco está creciendo. Sin embargo, Franco dijo el embajador de 28 de abril que él no está involucrado en algún plan para derrocar a Lugo y que su posición es mantener la paciencia para apoyar las instituciones democráticas de Paraguay", dice textualmente el informe secreto.
Federico Franco pertenece al Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA - derecha), la “oposición” blanda permitida por el Partido Colorado del dictador Alfredo Stroessner que mantuvo durante 35 años su sanguinaria dictadura sobre Paraguay. La llegada de este médico liberal derechista al poder al lado del popular ex obispo Lugo fue el resultado de unas contorsiones políticas cuyos secretos domina la clase política tradicional del país sudamericano.
Pero siempre a alguien se le escapan sus verdaderas orientaciones.
Un homenaje “espontáneo” al “General” Stroessner
Los archivos cuentan como el viernes 18 de Agosto de 2006, el vice-presidente Franco asombró los presentes cuando, en el acto de inauguración de la sede de la Gobernación de Central, en Areguá, agradeció a Stroessner, entonces recientemente fallecido.
Al señalar que este departamento era “el único que no tenía local propio”, dijo que "eso se lo debemos a Stroessner. Le agradezco al general Stroessner porque Central no tenía delegación de gobierno”.
Abrazado por la “diplomacia” yanqui
Las relaciones más que amistosas de Franco con la embajada de Estados Unidos en Asunción demuestran hasta que punto el pulpo de la diplomacia yanqui abrazaba de cerca este vicepresidente traidor que no escondía su repugnancia por el “cura” que acompañaba a la dirección del país.
Y de manera evidente discutía y compartía con los diplomáticos yanquis agradecidos y complacidos las numerosas fricciones que surgían, casi a diario entre él y su jefe.
Ya a su llegada a la vicepresidencia, el Departamento de Estado le había puesto un interlocutor bien preparado para enfrentar una coyuntura que no se había podido evitar. El embajador yanqui era entonces James Cason, quién se había hecho famoso justo antes como jefe de la Seccion de Intereses Norteamericano de La Habada, la estación CIA que se pretende diplomática en La Habana, Cuba.
En Asunción, Cason se hacía el gracioso -hasta dándose en espectáculo como intérprete amateur del folklor guaraní, lo que divertía hasta Lugo-. Pero no se limitaba a hacerse el payaso,
Cason, un socio de cada cabecilla de la mafia cubanoameriacna, se esmeró para provocar un número record de incidentes, confrontando las autoridades revolucionarias del país.
La actual embajadora en Asunción, Liliana Ayalde, llego por su parte a maternizar a Federico para asegurar su integración con los planes de los herederos de Stroessner, estos mismos que ocupan el sistema parlamentario nacional, y se dedican a conspirar.
Recepción conspirativa en la embajada
Un incidente ilustra el tema.
En marzo del 2010, el ministro de Defensa de Paraguay, general retirado Luis Bareiro Spaini, fue llamado a comparecer ante la Cámara de Diputados por sus “agravios contra la embajadora de Estados Unidos”.
Con 41 votos a favor y 4 en contra, los diputados aprobaron una interpelación contra el alto oficial tras una carta que le dirigió a Ayalde, acusándola de intromisión en asuntos internos de Paraguay, por la injerencia groseramente expresada a mediados de febrero en la legación diplomática.
En un almuerzo que organizó en la embajada con el propio vicepresidente Federico Franco y la presencia de una brocheta de generales del Ejército de Estados Unidos que se encontraban de visita, Ayalde propició un debate en la mesa sobre… la situación política de Paraguay y la eventualidad de un juicio político para destituir al presidente Lugo!.
Los opositores del congreso fustigaron entonces, no a Franco sino a Bareiro Spaini “por entrometerse en una función que compete al ministro de Relaciones Exteriores”, al tiempo que ni señalaron la postura altamente traidora de Franco.
Ya el complot estaba caminando.
Lugo rodeado de tiburones
El documento del 2010 señalado ya especulaba con la planificación de la salida de Lugo y "el grado de participación del vicepresidente en dichos planes".
El informe habla de algunos “actores políticos”, informantes de la embajada que tienen a Franco bajo su lupa, y que señalan como ha llegado a un acuerdo con el general golpista Lino Oviedo para acelerar un plan de juicio político de Lugo para que el vicepresidente tome el poder con Oviedo eventualmente” elegido como vicepresidente".
El informe de la Embajada de Estados Unidos en Asunción hace mención al interés de algunos políticos en acortar el Gobierno de Lugo.
"Persisten los rumores de que el ex general golpista Lino Oviedo, el expresidente Nicanor Duarte Frutos, y /o el vicepresidente Federico Franco, continúan buscando formas de reducir el plazo de Lugo", explica el cable filtrado por WikiLeaks, sin dudas seguido de cables internos de la CIA, donde las cosas se expresaban de manera mucho más cruda.
El mensaje secreto emitido por la Embajada y dirigido al Departamento de Estado, también hablaba de la existencia de "tiburones políticos" que rodean al presidente.
"Creemos que se encuentra bajo una gran presión", dice para luego abrir la posibilidad de que algunos podrían conseguir que renuncie o que enfrente un juicio político, indicaba. Esto "puede convertirse en una posibilidad cada vez mayor".
Informado diariamente de cada incidencia en la más altas esferas del poder, beneficiándose de la complicidad de cada “tiburón”, le quedaba solo al mecanismo de espionaje de la embajada guiar los pasos de quién conservaba en su corazón la nostalgia del general asesino, él que gobernaba con mano de hierro.