Iraq, la sombra del genocidio sobre Libia: ¿Por que el mundo sigue indiferente ante las guerra imperialistas?





El secretario general del Baas iraquí clandestino Al Duri emite discurso por el 65 Aniversario del Partido

Desde la clandestinidad, el secretario general de la rama iraquí del Partido Baas árabe socialista, Izzat Ibrahim Al Duri ,ferozmente perseguido por los imperialistas, ha emitido un discurso con motivo del 65 Aniversario de la fundación del Partido. Es un discurso largo del que conocemos pequeños fragmentos que se prestan a manipulación por lo que esperaremos a una traducción completa.

Este Baas depende de un dirección nacional rival de la del Baas en el poder en Siria. Al Duri es responsable del Frente Yihad y Liberación que agrupa a numerosas organizaciones de resistencia contra el imperialismo y las autoridades de Bagdad que considera ilegítimas.

La CIA ofrece un millón de dólares por la cabeza de este dirigente.

El Baas fue prohibido por el procónsul norteamericano Paul Bremer, escuadrones de la muerte organizados por Irán y la CIA asesinaron a miles de sus miembros y está fuertemente perseguido en Irak. Algunos analistas aceptan que tiene millones de seguidores en el país de la antigua Mesopotamia miembros de todas las religiones y etnias, musulmanes suníes y chiies, cristianos, árabes, turcómanos, asirios y kurdos.

En octubre de 2011 la policía a las órdenes del primer ministro Nuri Al Maliki del partido chiita pro iraní de derechas Al Dawa ha capturado a 6oo supuestos cuadros medios del Baas clandestino y los ha encerrado en condiciones inhumanas. Supuestamente las ratas libias le habrían enviado listas de baasistas encontradas en la sede del servicio de inteligencia de la Gran Yamahiriya árabe libia popular socialista.

La construcción de un Frente árabe unido contra el imperialismo requiere de la acción común de ambos partidos que llevan el mismo nombre y tienen una historia común por mas graves y serias que hayan sido sus discrepancias.

http://youtu.be/KoUdPMq46Fg

Las muertes en Irak: ¿Por qué la ONU guarda un silencio complice?, ¿Dónde están las ONGs de DD.HH?, ¿Por qué callamos estos crímenes?

Just Foreign Policy - Morts irakiens dus a l'invasion U.S.


El número es impactante y terrible.

Es aproximadamente 10 veces mayor que la mayoría de las estimaciones en los medios de EE.UU., y se basa en datos científicos válidos, UNA investigación de las muertes violentas de iraquíes causadas por la invasión de EE.UU. en marzo de 2003.

El estudio, publicado en la prestigiosa revista médica "The Lancet", que se estima que más de 600.000 iraquíes murieron tras la invasión desde julio de 2006. Muertes de iraquíes no han parado desde entonces. El contador anterior proporciona una actualización diaria de la cifra bruta, basado en un aumento de la tarifa de la "Iraq Body Count" . ( Véase la explicación completa. )

Este coste humano devastador pide un mayor reconocimiento. Se eclipsa el genocidio de Ruanda, y los líderes de los EE.UU. son directamente responsables. No es de extrañar que no lo dicen públicamente. Aquí está el código HTML sencillo para mostrar el contador en su sitio web y ayudar a difundir la palabra.



Confrontando la evidencia
Al descubierto: guerra en Iraq

“Al descubierto: guerra en Iraq” desmonta la causa que esgrimió la Administración de Bush para justificar la invasión de Iraq que siguió a los atentados del 11 de septiembre de 2001, a través de entrevistas a funcionarios de los servicios de inteligencia y de defensa estadounidenses, expertos en asuntos exteriores e inspectores de armas de Naciones Unidas, incluyendo a un antiguo director de la CIA, dos antiguos secretarios de Defensa, un antiguo embajador en Arabia Saudí­ e incluso al antiguo Secretario del Ejército del presidente Bush.

En palabras de su director, “Al descubierto: guerra en Iraq plantea las diferentes razones de la guerra. Como es evidente prácticamente para todos, en Iraq no habí­a armas de destrucción masiva, la pregunta más frecuente es: ‘Bien, entonces, ¿cuál es el motivo de esta guerra?’. Y la respuesta no puede ser otra que la propia filosofí­a neoconservadora de un pequeño e influyente grupo de asesores presidenciales que se ha impuesto en Washington después del 11 de septiembre. Y no es una teorí­a de la conspiración…”
“Esta pelí­cula habla de esos neoconservadores, explora con detalle quiénes son y la naturaleza de sus creencias que han conducido a la guerra. Además, se repasa la actuación de los medios de comunicación y cómo en Estados Unidos todos ellos se dedicaron a alentar la guerra, más que a ver el proceso con una mirada crí­tica”.

“Otro significativo aspecto que aborda esta pelí­cula es el papel de los informadores de los servicios de inteligencia. La información actual acerca de estos informadores, su enorme influencia sobre el gobierno de Estados Unidos y el hecho de que se equivocaron prácticamente en todos los puntos claves es un aspecto fundamental de esta mirada sobre la guerra de Iraq”.

“He repasado mis entrevistas originales a funcionarios de servicios exteriores de la CIA y a inspectores de armamento y me ha producido una gran sorpresa la agudeza, cuidado y gran acierto de todos estos hombres y mujeres al analizar las causas de la guerra. De hecho, fueron los más sensatos y heroicos al hablar claramente cuando eso no era popular ni estaba de moda. Me siento orgulloso de conocer a esos patriotas y me siento satisfecho de ofrecer al público esta pelí­cula”.

Documental con subtítulos en español:


Lista de personajes que aparecen en este documental:

-       Milt Bearden (ex-jefe de la División Sovietica de la CIA)
-       Rand Beers (ex-asesor Pdte y Directivo del Consejo de Seguridad)
-       Graham Fuller (ex-vicepresidente del consejo Nal. de intelijencia)
-       Karen Kwiatkowski (ex-teniente coronel de las fuerzas aereas)
-       John Brandy Kiesling (ex-asesor Embajada de EEUU en Atenas)
-       Patrick Lang (ex-jefe de inteligencia en oriente medio)
-       Larry Johnson (ex-subdirector de la oficina de Contraespionaje)
-       Dr. David C. MacMichael ( Analista de la CIA durante 13 años)
-       Peter Zimmernman (ex-jefe del comité del Senado para el extrangero)
-       Ray McGovern (ex-presidente prevision nacional de inteligencia)
-       Henry Waxman (Congresista de California)
-       Coronel Mary Ann Wrigth (Subjefa embajada USA en Sierra Leona, Afganistan)
-       Philip Coyle (ex-subsecretario de defensa)
-       Joseph Wilson (ex-subjefe en la embajada EEUU en Irak)
-       Bill Christison (ex-director de analisis politicos regionales CIA)
-       Patrick Eddington (ex-analista de la CIA durante la guerra de Irak 91)
-       David Corn (Director para Washington de la revista “the Nation”)
-       Clare Short (ex-ministra del Reino Unido en el gobierno laborista)
-       Chas Freeman (ex-subsecretario de defensa y embajador en Arabia)
-       John Dean (ex-asesor de la Casa Blanca con Nixon)
-       Thomas E. White (ex-secretario del ejercito)
-       Robert Baer (ex-agente de la CIA)
-       Scott Ritter (Inspector de armas de Naciones Unidas , Irak 91-98)
-       Mel Goodman (Analista senior de la CIA durante 20 años)
-       David Albrigth (Físico y ex-inspector de armas de al IAEA)
-       Almirante Standfield Turner (ex-Director de la CIA y Comandante de la 2ª flota).



Un error estratégico imperdonable. Al menos, Saddam era un caballero [distinguido con la Orden de Isabel la Católica, por cierto]

La eliminación de Saddam Husein fue la peor equivocación en la historia de las relaciones con el mundo árabe, un acto imperdonable. Los políticos que promovieron esta guerra y los servicios de inteligencia estadounidenses, cometieron un gravísimo fallo estratégico derribando el pilar que dotaba a Oriente Próximo de una relativa estabilidad política. El líder iraquí jamás supuso el menor peligro para Occidente, más al contrario, podíamos definir aquel gobierno Baaz -o baathista- como un enclave prooccidental.

La inteligencia norteamericana demostró su ineptitud para analizar y comprender el panorama social y político en la región. La incapacidad para actuar desde una hábil empatía racional con una cultura diferente ha desencadenado el peor de los resultados, un conflicto que no encuentra solución y que parece multiplicar sus efectos más negativos. Lejos de la dudosa intención de pacificar la zona, se ha extendido la inseguridad global y la inestabilidad en un territorio mucho más amplio que el propio Iraq.

Quedó demostrado que no había relación entre Al-Qaeda y el desaparecido régimen iraquí. Nada tenía que ver para Estados Unidos su lucha con Afganistán y las legítimas reivindicaciones políticas de la occidentalizada república mesopotámica. No se encontraron armas de destrucción masiva. Después de la Desert Storm (agosto de 1990 – febrero de 1991), las fuerzas armadas iraquíes carecían del material bélico suficiente para convertirse en una amenaza militar. La invasión de Irak en 2003 resultó demasiado fácil por el embargo que privó de una adecuada logística al ejército iraquí, el debilitamiento de su potencial militar, la ausencia de fuerza aérea para defender su espacio, el abandono de sus antiguos aliados y la caída del gran rival de Norteamérica, la Unión Soviética. El derrocamiento de Saddam Husein era del todo innecesario.

A diferencia de lo que están haciendo americanos y británicos, durante la Desert Storm, los pilotos y soldados de la coalición internacional capturados por el ejército iraquí gozaron del respeto a los principios marcados por el III Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra. Hoy en día, se acabó la cortesía con los rehenes, ya no se combate contra un ejército regular, el enemigo actual, aun con menos medios, es mucho más peligroso e impredecible, no está limitado por un código de conducta, todo está permitido para causar el mayor daño posible. En esta guerra no quedan caballeros, los ruines tenían prioridad y han ganado; ahí está su premio.

Recordaré, por ejemplo, que quien fue viceprimer ministro y representante de Exteriores de Irak, Tareq Aziz, un cristiano libre de toda sospecha de simpatizar con Osama ben Laden, ha sido recientemente condenado a siete años de prisión por participar en el desplazamiento forzado de los kurdos del norte del país y, en marzo de 2009, a quince años por su papel en la ejecución de 42 comerciantes iraquíes acusados de especulación tras la primera guerra del Golfo con el fin de enriquecerse -negándoles el derecho de apelación, eso sí-. Es decir, las imputaciones aceptadas responden al hecho de provocar un censurable éxodo y a su función con respecto a la aplicación de la -siempre condenable- pena de muerte en un procedimiento reprochable. Si nos basamos en este mismo argumento, ¿no son igualmente impropias las ejecuciones de los ahora vencidos?

Otro lamentable error estratégico que pagará Occidente fue posicionarse contra la República Serbia en el infame conflicto de Kosovo a finales de los noventa. Desde la torpeza política y los planteamientos de analistas incompetentes, la OTAN, de manera imprudente, ha dejado la puerta abierta a futuras amenazas contra la integridad y seguridad de los países europeos. De nuevo advertimos que la inteligencia es un desastre y no tienen ni idea de lo que sucede en el mundo; ¡idiotas!

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