FÓRMULAS DEL IMPERIO
DECADENTE FRENTE A PUEBLOS DIGNOS
Por: Anaray Lorenzo
Mientras los grandes consorcios mediáticos de Occidente difunden que el poder del líder Muammar el Gaddafi se ha degradado considerablemente por los ataques de la Organización del Atlántico Norte y las deserciones militares y gubernamentales, numerosas redes alternativas y conocidas plataformas mediáticas manifiestan todo lo contrario: “El pueblo libio está mostrando al mundo que está unido. A pesar de los bombardeos de la OTAN, de los asesinatos, de los destrozos del país, a pesar de las medidas de presión que mantienen a la población sin gasolina, sin dejar acercarse un barco con comida o medicamentos: El pueblo Libio muestra su apoyo a su Gobierno legítimo y a su líder”.
Otra bitácora, sindicada en wordpress.com, exhibe como testimonio gráfico irrefutable una serie de fotos titulada “Millones apoyan a Gaddafi”. En las imágenes, una ola gigantesca de pueblo empuña banderas y pancartas, manifestando su rechazo a la invasión, al intento de asesinar a su líder, a la intentona golpista contra el pueblo libio, a la confabulación para imponerles como dirigentes a personas que no lo son. Esta página, titulada Eccleza, coincide en que miles son los hombres y mujeres que han tomado en distintos momentos las calles de Trípoli, Sabha, Zliten, Al Alagelat, Zawiyah y que también se levanta una voz multitudinaria en las reuniones de las féminas, en el encuentro de las tribus del este, en el cónclave de las dos mil 100 tribus de Libia en Trípoli.
A algunos periódicos, como El País, de España, no les quedaba más remedio que pasar por alto su costumbre de silenciar la verdad. El Mundo publicó un reportaje bastante revelador que se bautiza de este modo: “Rebelde libio: Yo no puedo luchar sin fumar hachís, me llena de coraje guerrero”. Amnistía Internacional ha reconocido que no existen evidencias de las violaciones masivas de mujeres a manos de las tropas del Gobierno libio, como falsamente se difunde.
Otra bitácora, cronicalibia.wordpress.com, cita a Muhtah Alguirushi, vocero del Consejo Nacional de Tribus, quien afirmó que en Bengasi se les envían drogas a los grupos armados para envalentonarlos, abren las cárceles para que salgan los criminales que luego se organizan, entran a casas y violan a muchachas. “Les cortan los pechos en Benghazi, Misrata… eso está escrito y filmado” —recalca el portavoz—. Según aduce, los que pronuncian su favor a Libiadegüellan a personas inocentes y luego queman con gasolina los cuerpos.
El trabajo publicado en El Mundo era revelador, pero también estos informadores de Madrid señalan que los rebeldes libios fuman hachís para llenarse de coraje, y tienen hasta su propio comercio de cannabis. En Misrata, esta droga cuesta cuatro veces más de lo que vale en Bengasi, la capital rebelde.
El rotativo ibérico asegura que aun así la demanda no ha disminuido. Uno de los rebeldes se queja con los periodistas madrileños porque para él sus compañeros “están luchando por una noble causa, pero lo estropean drogándose”. En cambio, los que ganan claridad en lo que respecta a la guerra en Libia y sus promotores, los que poseen sentido común, defienden la idea de que estos crímenes de Francia, EE.UU., España y la Alianza Atlántica deben ser juzgados comoasesinatos de lesa humanidad.
Libia se resiste a ser dividida
La resistencia del pueblo está dada por un sentido irrestricto de la dignidad. En los medios alternativos citados aparece un gran cúmulo de comentarios a favor de la causa del país magrebí, que califican la agresión de aberrante, y a los medios occidentales, de mentirosos y cipayos del dinero. “Los ciudadanos estamos siendo víctimas de una manipulación informativa que no tiene nada que envidiar al aparato de propaganda nazi”, subraya una de estas notas, y la titular del blog le responde: “Están escondiendo todo para que no se sepa que el pueblo libio apoya a su Gobierno. ¿Cómo es posible que un Gobierno tan ‘malo’ sea tan apoyado? ¿No hay algo que os huele mal?”.
Muchos son los libios que están junto a Gaddafi y lo consideran el líder histórico, que derrocó la dictadura y suplantó la indigencia y la desidia por el bienestar social. En sus alocuciones, el coronel ha reiterado que no abandonará a su pueblo y que combatirá hasta la última gota de sangre para defender su honor, su petróleo y sus riquezas. Coincido con uno de los internautas asiduos aleonorenlibia.blogspot.com: cada manifestación masiva de ese pueblo es una patada en el estómago para los gigantes con pies de barro que gobiernan.
Las tres razones por las que quieren matar a "Ghadafi"
La doble moral de EE.UU