Mi experiencia en Libia
durante los bombardeos de la OTAN
Por: Lizzie Phelan
Se dice que Gaddafi era odiado por su pueblo, pero no nos mostraron la manifestación de 1,7 millones de personas en un país de 6 millones de habitantes el 1 de julio
Holocausto por las bombas de la OTAN en Libia |
Gracias a Stop The War por la invitación. Visité Libia dos veces en los últimos seis meses de la crisis. La primera vez estaba en una misión de paz y la segunda fui como corresponsal de Press TV y también hice algunos informes para Russia Today. Abandoné Libia justo después de la llamada caída de Trípoli y yo estaba allí durante esa terrible semana de combates en Trípoli.
Dan [Glazebrook - analista independiente] ha contextualizado muy bien cómo la guerra contra Libia es una guerra en África. Pero me gustaría añadir algo – Dan mencionó que la OTAN había tenido como objetivo a más de 100.000 soldados en Libia, pero también había miles de hombres y mujeres comunes – había un montón de mujeres que se ofrecieron desde el comienzo de la crisis para defender su país y fueron armadas por el gobierno. Y durante esa semana en Trípoli, cuando comenzaron los combates fui testigo de cómo hombres y mujeres corrientes tomaron las armas con las que habían sido entrenados para defender su país durante los últimos seis meses.
Como periodista, voy a hablar un poco sobre el papel de los medios de comunicación y esto ha sido una increíble guerra mediática. Dan alude firmemente a la criminalización del gobierno de Libia y de Gaddafi.
Los medios de comunicación, dijeron que miles de personas estaban a punto de ser asesinadas en Benghazi, pero nunca nos mostraron ninguna evidencia. Se dijo que seis mil personas habían sido asesinadas por el gobierno. Organizaciones de derechos humanos confirmaron que cerca de 250 personas fallecieron, entre ellas de ambos bandos.
Dijeron que el gobierno libio estaba atacando a su propio pueblo desde el aire. Satélites rusos de inteligencia nos han mostrado que esto era imposible.
Se dijo que el gobierno estaba contratando mercenarios de otras partes de África – nunca nos mostraron la evidencia. En su lugar hemos visto los vídeos de cómo los libios negros y otros africanos negros eran linchados en las plazas públicas por las tropas terrestres de la OTAN – los "rebeldes" – con decenas de personas filmando en sus teléfonos móviles y fuerzas especiales occidentales mirando.
Se dice que Gaddafi era odiado por su pueblo, pero nunca nos mostraron los 1,7 millones de personas en un país de 6 millones de habitantes en la Plaza Verde el 1 de Julio. O las masas en Tarhuna, en Suppa, en Bani Walid, en Sirte y en todo el país que se manifestaron para jurar lealtad a su líder y la Jamahariya.
Nunca nos mostraron a las masas, como ya he dicho, de los hombres y mujeres que habían aceptado la oferta de las armas por parte del gobierno para defender a sus familias, barrios y su país de personas que desean que les condenen a la esclavitud al imperialismo. Dijeron que estaban atacando a las fuerzas militares de Gaddafi – ignoraron a los 33 niños, 32 mujeres y 20 hombres que vi enterrados en la pequeña y tradicional ciudad de Marj en Zlitan a principios de agosto.
Dijeron que el 20 o 21 de agosto Trípoli cayó sin resistencia. Pero no nos dicejeron que en sólo 12 horas 1.300 personas fueron asesinadas en esa ciudad y 900 resultaron heridas.
Dijeron que Trípoli cayó sin resistencia y que Saif al-Islam (un hijo de Gaddafi) había sido detenido y capturado y que el complejo de Gaddafi en Bab al-Aziza fue tomado por los "rebeldes". A pesar de que Saif al-Islam se presentó en el hotel donde estaba atrapado y un grupo de periodistas fue a verlo con sus propios ojos. No nos muestran las miles de personas llenando Bab al-Aziza y las calles de Trípoli ondeando la bandera verde en la noche del 22 de agosto.
Dijeron que Trípoli cayó sin resistencia. Pero no nos muestran que en las 24 horas después los periodistas de los principales medios occidentales habían sido testigos de cómo Bab al-Aziza fue bombardeado 63 veces con bombas de la OTAN.
No nos muestran cómo todas las reuniones del pueblo para defender su capital de los que desean enviarles de vuelta a los tiempos colonialistas del rey títere Idris, fueron atacados con misiles y helicópteros de combate Apache.
No nos muestran cómo el bravo pueblo de Abu-Sleem – la zona más humilde de Trípoli, y la más firme defensora de Gadafi, se resistió durante cinco días hasta que el 24 de agosto la OTAN atacó a todo lo que se movía y montones de cadáveres se alineaban en las calles.
Nos dijeron que el país fue liberado. Seis semanas más tarde, los "rebeldes" han admitido que no serán capaces de trasladar su sede a la capital. Los "rebeldes" han confirmado que no serán capaces de tomar Bani Walid y Sirte también sigue resistiendo.
Así que, una de dos…
O Gaddafi – "asesino en serie" – era tan odiado por su pueblo que rogaban a la OTAN bombardear su propio país – y la capital cayó sin resistencia.
O la OTAN – asesina en masa – masacró a las masas de Libia, que iban a morir por su líder, al igual que en Trípoli.
De una de las dos tenemos una montaña de evidencias.
De hecho, hay tanta evidencia que incluso el propio portavoz del partido conservador The Telegraph ha sido incapaz de esconderse de ella. Entre los numerosos informes que muestran que los "rebeldes" carecían del apoyo popular del que goza Gaddafi, un artículo publicado esta semana informó de lo que he oído durante toda mi estancia en Trípoli. Una residente de Sirte, Fajan Susan, dijo: “Vivíamos en democracia con Muammar Gaddafi, no era un dictador. Yo vivía en libertad. Las mujeres libias disfrutábamos de derechos humanos plenos. No es que necesitemos a Muammar Gaddafi de nuevo, es que queremos vivir como vivíamos antes.”
En el mismo artículo, Mabuka, de 80 años de edad, dice: “La vida era buena con Gaddafi. Nunca tuvimos miedo.” En el mismo artículo otra mujer anciana dice: “Están matando a nuestros hijos ¿Por qué están haciendo esto? La vida era buena antes”. Y otro dice: “Todo el mundo quería a Gaddafi y lo queríamos porque amamos a Libia. Ahora los rebeldes han tomado el relevo. Quizá tengamos que aceptarlo, pero Muammar siempre estará en nuestros corazones.”
El espectacular giro el que ha dado Al-Jazeera, pasado de ser una voz crítica con las guerras imperialistas en Irak, Afganistán y Palestina a ser un promotor de la misma agresión contra Libia, Siria e incluso ahora las naciones progresistas de América Latina; ha sido tal vez el mayor truco de propaganda que he visto en mi vida.
Ganarse el apoyo de sus fieles televidentes árabes en Occidente, cuyas voces han ganado un protagonismo especial durante la moda de la llamada Primavera Árabe fue un paso importante para conseguir que todos los círculos progresistas de Occidente se unieran a la criminalización de Gaddafi, cuando esos círculos deberían, por contra, haber sido capaces de elevar el estatus de la no tan de moda Jamahiriya libia y aprender de ella.
Ahora todas las cartas están sobre la mesa. El director general de Al-Jazeera, Wadah Khanfar, ha presentado su dimisión tras la publicación de los cables de Wikileaks, que revelaban que ha estado a las órdenes de nada menos que de la CIA. Ha sido reemplazado por un miembro de la familia real de Qatar, que ha estado profundamente involucrado en la guerra contra sus hermanos y hermanas árabes de Libia.
Pero a pesar de que el papel de Al-Jazeera está claro ahora, continúa saliéndose con la suya mediante los mismos trucos tocando las fibras del corazón liberal de las audiencias occidentales con sus historias sobre cómo la mayor tragedia de las personas en los estados soberanos del sur es la falta de democracia occidental. No importa que no se haya logrado en Occidente. El interés de Al-Jazeera en la defensa de esta ideología es obvio – Qatar alberga la mayor base militar de los EE.UU. en el Medio Oriente y son, por supuesto, amigos cercanos.
Salir del hotel Rixos donde había estado atrapada durante cinco días fue el más surrealista y, probablemente, el peor día de mi vida. Fue un mal día. La ciudad segura y llena de vida que me dio una calurosa acogida días antes, se había transformado. Estaba en ruinas y no se podía mirar a cualquier parte y no ver armas de fuego o armas pesadas. Muchas personas habían pasado a la clandestinidad; habían sido asesinadas y otros miles habían huido.
Y la gente que conocía que se había quedado y que fue la misma gente que me había ayudado a aprender acerca de la gloriosa historia reciente de la Libia de Gaddafi estaban traumatizados, inevitablemente, y en un completo estado de shock.
Libia llegó al punto, como dijo Dan, de tener el más alto nivel de vida en África – un alto nivel de alfabetización, atención sanitaria universal, una educación universitaria gratuita, un alto estatus de la mujer en la sociedad y el mayor grado de igualdad para población negra en todo el norte de África y Oriente Medio. Los 40 años de logros revolucionarios han sido ahora invertidos.
¿Y para qué? Un año después de las atroces guerras en Irak y Afganistán y con una creciente crisis económica de las naciones imperialistas, parece una posibilidad remota la de que Occidente tenga la capacidad de embarcarse en otra guerra costosa y embarazosa. Parece que la hegemonía de Occidente se desvaneció rápidamente.
Pero, como dijo el hermano de Gaddafi, Hugo Chávez, en su reciente carta a la Asamblea General de las Naciones Unidas – “En este momento hay una amenaza muy seria a la paz mundial”, dijo, “un nuevo ciclo de guerras coloniales, que se inició en Libia con el objetivo siniestro de la restauración del sistema capitalista global.”
Sabe que su país es objetivo en ese ciclo con el mismo modelo que usaron contra Libia y ahora están utilizando en contra de Siria. En ausencia de medios de comunicación anti-imperialistas eficaces que puedan desafiar y anticiparse a los trucos del imperialismo a través de sus medios de comunicación global es responsabilidad de todos los progresistas defender los estados soberanos de los países del sur que, como Libia y Siria, son una espina en el costado de Occidente.
De lo contrario, su labor será echar más leña al fuego moribundo del imperialismo.
Y quiero terminar esta nota con mi más sincero agradecimiento a la heroica resistencia verde de Libia, que sigue asombrando al mundo en su capacidad para evitar el avance de la máquina militar más poderosa. Como Gaddafi dijo, no sólo están defendiendo Libia, sino también Siria, Irán, Argelia, el continente africano y el sur del mundo entero.